Otras Religiones
Islam y Mormonismo
Segunda Parte
Por Mario R. Montani
Diferencias y Similitudes entre el Islam y el Mormonismo
Como se ha visto en los comentarios anteriores, ambas religiones comparten la idea de un profeta fundador que recibe visitas angélicas, las que desembocan en un nuevo libro de escrituras. También se ha señalado la práctica de la poligamia y la división, a la muerte del profeta fundador, en dos grupos principales, uno reclamando el liderismo de los descendientes sanguíneos y otro, rechazándolo.
Si bien sería mejor indicar primeramente las similitudes y luego las diferencias, en muchos casos las primeras son sólo aparentes, ya que encierran profundas divergencias, por lo que iremos mencionándolas en cada caso:
Dios: Si bien ambos grupos rechazan las doctrinas trinitarias, el Islam considera que Alá es un ser absoluto, único, no divisible en tres. Su creación ha surgido ex nihilo (de la nada). Alá no es un Dios diferente al del cristianismo o el judaísmo. Es una contracción del árabe al-ilah, que literalmente significa “el Dios”. Es la palabra que emplean los musulmanes y los árabes cristianos para referirse a Dios, y que también se emplea en las Escrituras y las prácticas de los Santos de los Últimos Días del mundo de habla árabe.
Los Mormones, por otra parte, creen en una deidad de tres seres separados e individualizables (Padre, Hijo y Espíritu Santo) con una unidad de propósito. También creen que la materia y las inteligencias son co-eternas con Dios y que la Creación consistió en la organización de materiales preexistentes. Para el islámico estas creencias constituyen una forma de shirk, una seria blasfemia.
Profetas: Ambas creencias comparten la idea de que la comunicación con Dios no se detuvo con los profetas del Antiguo Testamento ni con Jesucristo. La teología islámica habla de 124.000 profetas, de los cuales el Corán identifica a 25 por nombre, la mayoría de ellos aceptados por el mormonismo y el cristianismo en general. Tanto mormones como mahometanos sienten una especial reverencia por sus profetas fundadores, pero no los adoran ni se dirigen a ellos como intermediarios. Sin embargo, los Santos de los Ultimos Días consideran que Joseph Smith inauguró una nueva dispensación profética que continúa hasta nuestra época, mientras el Islam acepta a Mahoma como el último de los Profetas. El mormonismo podría considerar a Mahoma como un inspirado enviado de Dios, pero el Islam no mantiene esa reciprocidad en relación a Joseph Smith.
Apostasía: musulmanes y mormones por igual creen que su fe representa la verdadera religión de Adán y todos los profetas posteriores. Creen que la Biblia en su formato actual ha sido tergiversada y que el Cristianismo tradicional se ha apartado de las enseñanzas de Jesús, por lo que no reconocen doctrinas conciliares como la del Pecado Original o la Trinidad.
Jesucristo: En el Islam, Jesús es considerado un Profeta de Dios de características humanas. Acepta que nació por una concepción virginal decretada por Dios y que en su ministerio tuvo el poder de realizar muchos milagros. Su muerte no tuvo un propósito expiatorio y algunas tradiciones creen en su retorno antes del Juicio Final. Para el mormonismo en cambio, es el Hijo de Dios, Unigénito del Padre en la carne y nuestro Salvador.
Satanás: El mormonismo cree que Satanás fue un hijo espiritual de Dios identificado como Lucifer cuyo plan de negar al hombre el libre albedrío fue rechazado, lo que condujo a su rebelión. Para el Islam era Iblis, un jinn o djin (origen de nuestra palabra “genio” aplicada a personajes como el de la lámpara de Aladino) que se rehusó a postrarse ante Adán después de que Alá se lo mandase. Fue excluido de Su presencia y se transformó en Shaytan.
Angeles: El Islam cree que los ángeles son seres creados a partir de la luz divina (nur), que sirven incesantemente a Dios y no poseen libre albedrío. También creen en otro tipo de seres inteligentes, los jinn, mencionados anteriormente. Los Mormones en cambio creen que los ángeles son hijos de Dios que pueden servir en tal calidad antes del nacimiento, después de la muerte o con cuerpos ya resucitados.
Escrituras: Ambas religiones creen que el canon bíblico no estaba cerrado, pero los musulmanes lo sellan con la aparición del Corán. No puede haber escrituras posteriores al mismo. Los mormones, en cambio creen en un canon ampliado (Libro de Mormón, Doctrina y Convenios, Perla de Gran Precio) y aún abierto (nuevas escrituras pueden llegar a agregarse).
Proselitismo: Los dos grupos son activos en invitar a los que no pertenecen a su religión a unirse a ella. Algunos gobiernos musulmanes invierten en la construcción de mezquitas, distribución del Corán y financiamiento a misioneros en el exterior. Sin embargo, ciertos países de origen islámico no permiten que otras religiones prediquen abiertamente dentro de sus fronteras. La Iglesia de Jesucristo posee su conocido sistema misional.
Imágenes: Ni mormones ni islámicos permiten imágenes en sus lugares de adoración. En las capillas mormonas podrán hallarse cuadros y fotografías en el hall y los pasillos pero no en el Salón Sacramental. También se permite el uso de láminas y otros materiales audiovisuales con fines didácticos. El Islam prohíbe cualquier intento de representar artísticamente a Alá, lo cual constituye un serio pecado. La variante suní (que representa el 85% de los mahometanos en el mundo) hace extensiva esta prohibición a los profetas. Por este motivo, películas que representan a Moisés, por ejemplo, no han podido estrenarse en países como Egipto, Malasia e Indonesia.
Educación: Ambas religiones ponen un especial énfasis en la educación, tanto secular como religiosa. Mahoma realizó declaraciones como: “La búsqueda de conocimiento es un acto de adoración”, “Buscad conocimiento desde la cuna hasta la sepultura” y “Obtened conocimiento aunque sea en la China”. La mayoría de los países islámicos proveen educación gratuita en todos los niveles. La Iglesia Mormona ha tenido históricamente una actitud pro educativa creando una prestigiosa Universidad, con extensiones en varias partes del mundo. Más recientemente ha establecido el Fondo Perpetuo para la Educación, un sistema que permite la capacitación de aquellos que de otro modo no podrían hacer frente a su proceso de aprendizaje.
Reglas Dietarias y de Salud: Los dos grupos prohíben el uso de bebidas alcohólicas. Los mormones y algunos grupos islámicos prohíben el tabaco. Los mahometanos se abstienen de ciertos tipos de carne y la que consumen debe haber pasado por un ritual prescripto, en cierto modo similar al del judaísmo. Los mormones no tienen tal prohibición, aunque se aconseja la prudencia en el uso de la carne. Los Santos de los Ultimos Días agregan el té y el café a su Palabra de Sabiduría, así como cualquier otra sustancia que pueda ser nociva para el cuerpo. Ambas religiones practican el ayuno como forma de adoración y purificación.
Sacerdocio Laico: En el mormonismo los sacerdotes surgen de entre los miembros, sin necesidad de un entrenamiento especial en seminarios u obtención de títulos. Esto es verdad también para la variante suní del Islam.
Matrimonio y Familia: Mormonismo e Islam comparten la creencia de que el matrimonio puede potencialmente continuar en la vida venidera, dependiendo de la fidelidad a su respectiva religión. La unión familiar es altamente promovida en ambas comunidades. Mahoma declaró: “El Paraíso yace bajo los pies de las madres”. El mormonismo también pone a la familia en primer lugar. El programa de la Noche de Hogar tiende a ello, así como los sellamientos eternos que se realizan en los Templos. Ninguna de las dos religiones acepta el matrimonio entre personas del mismo sexo. El Islam acepta la poligamia bajo ciertas condiciones y el mormonismo la practicó entre 1833 y 1904, fecha a partir de la cual fue abandonada, aunque grupos fundamentalistas desprendidos del mormonismo continúan efectuando matrimonios plurales.
Fe y Obras: Ambas religiones creen que para la salvación se requieren tanto la fe como las buenas obras. Como bien lo expresa el Libro de Mormón: “Es por la gracia que nos salvamos después de hacer todo lo que podamos” (2 Nefi 25:23). Para los mormones, ciertas ordenanzas también son esenciales para la salvación.
Salvación y Vida Venidera: Común a ambos grupos es la creencia en una vida después de la muerte. Mahoma declaró: “La vida es un puente. Usenlo para llegar al paraíso, pero no construyan sus casas sobre él”. La aceptación de un Juicio Final y una Vida Venidera forma parte de uno de los Seis Artículos de Creencia del Islam. Se comparte la idea de múltiples grados espirituales en los cielos (para los musulmanes también existen múltiples niveles en el infierno) y la posibilidad de reencontrarnos con nuestros familiares que han sido fieles.
Para el Islam la Salvación consiste en entrar a alguno de los niveles del Cielo (Jannah). La otra posibilidad es el Infierno (Jahannam). Aquellos que mueran creyendo sinceramente en el Islam serán finalmente salvos, a pesar de sus hechos, Deberán pasar una etapa en el Infierno hasta ser admitidos en el Jannah.
El mormonismo, por su parte cree en tres reinos de gloria: el Reino Celestial, el Reino Terrestre y el Reino Telestial. El Celestial recibirá a todos los justos que hayan llevado vidas correctas en la Tierra, sin importar si hayan sido mormones o no, pero que hayan aceptado la expiación de Cristo y las ordenanzas salvadoras, ya sea en esta vida o, en forma vicaria, en la venidera. Los que no logren ingresar a ninguno de estos tres Reinos, deberán morar en “las tinieblas de afuera”, un sitio sin gloria.
Lavamientos: Si bien con ciertas diferencias entre los grupos Chiitas y Sunitas, los musulmanes antes de la oración realizan un lavamiento ritual que incluye las manos, dientes, bocas, nariz, orejas, rostro, cuello, los brazos por encima de los codos y los pies hasta los tobillos. También una mano mojada sobre el cabello. Dichas abluciones no guardan demasiada relación en forma ni propósito con el bautismo mormón o las ordenanzas realizadas en los Templos.
Islam y Occidente
Me gustaría citar algunos párrafos del trabajo ya mencionado de Orin D. Parker:
“Los Musulmanes poseen una fe profunda que en Occidente en ocasiones se malinterpreta como fatalismo, la creencia de que los eventos ya están fijados con anterioridad y que no poseemos el poder de cambiarlos. Tuve una memorable experiencia sobre este aspecto de la fe islámica cerca de mi arribo al Medio Oriente. Fui enviado a Bagdad, Irak, para hacerme cargo de una oficina que había estado descuidada pro varios años. Como un joven norteamericano que era, estaba determinado a ir y ponerla en funcionamiento de manera eficiente. Cuando daba las órdenes y sugerencias a mi equipo de musulmanes, constantemente recibía la respuesta “Insha’Allah” que significa “si es la voluntad de Dios”. Yo tendía a interpretar la respuesta como algo similar a “mañana” o “tal vez” o “Quizás lo haga”. De modo que un día decidí que ya había recibido suficientes “Insha’Allah” y llamé a mi farrash, Zeydan, a la oficina (un farrash es una combinación de mensajero, conserje y portero). Zeydan me enseñó algo ese día que jamás olvidaré. Primeramente le di un discurso sobre la necesidad de que cuando en la oficina el jefe pide hacer algo, debe estar seguro de que se llevará a cabo. Cuando terminé mi plática en el mejor árabe en el que me pude expresar, él comenzó a darme un discurso sobre su fe. Me explicó que todo lo que se haga debe hacerse de acuerdo a la voluntad de Dios, que nada se hace sin o en contra de esa voluntad, y que yo siempre debería esperar que su respuesta fuese “Insha’Allah” porque estaría mal que él dijese que podía hacer algo por sí mismo. No estaba expresando falta de deseo de trabajar sino más bien una real humildad que reconocía que los resultados estaban en las manos de Dios. Finalmente comprendí”.
“Como alguien que ha recibido la hospitalidad musulmana, he observado con tristeza que los islámicos que vienen a las sociedades occidentales a menudo se sorprende de la ignorancia sobre el Islam que los rodea. Se sienten especialmente desilusionados cuando se los considera no creyentes. La fe Islámica ha dominado el mundo de Oriente por siglos y continúa haciéndolo. Cualquier intento de definir la cultura en esa parte del mundo deberá reconocer al Islam como su fundamento. Aún aquellos que ya no observan todos sus preceptos permanecen fieles a sus conceptos básicos y brindan al Islam su apropiado respeto”.
“Dentro del Islam, Cristianos y Judíos han tenido desde el comienzo un especial sitio de respeto como “gentes del libro”, el Antiguo Testamento. El término en árabe es ahl al-kitab, que también puede interpretarse como “familia del libro”. Desde el punto de vista Islámico, Judíos, Cristianos y Musulmanes comparten el mismo Dios y la misma herencia religiosa inicial. Los musulmanes ven su religión como la culminación de un proceso que va del Judaismo al Cristianismo y al Islam. Los Profetas del Antiguo Testamento son reconocidos como tales, y Cristo es reverenciado como profeta, maestro, y un hombre perfecto. De modo que es sorprendente y perturbador para los musulmanes de Medio Oriente descubrir que se los considera por fuera de la tradición Judeo-Cristiana. Mi experiencia me muestra que si deseamos interactuar con los musulmanes como vecinos mutuamente respetuosos, deberemos comprender y apreciar sus creencias, filosofía y cultura. Deberemos llegar a conocerlos y amarlos si esperamos que hagan lo mismo con nosotros”.
Hugh Nibley también ha escrito sobre la estrecha relación del Islam con la cultura judía:
“Una tarde de marzo del año 620 D.C, Mahoma caminó hasta el valle de Mina en las afueras del sector oeste de su ciudad, La Meca, donde acampaban algunos peregrinos. Muchos de ellos eran judíos – Chasraj de Yathrib en el norte – que se habían separado del resto de su gente, según la inmemorial costumbre de los sectarios del desierto. Buscaban a un profeta, y aceptaron a Mahoma como su líder inspirado; al año siguiente retornaron y entraron en un convenio secreto con él para apoyarlo. De modo que el primer sostén sólido del Profeta provino de los sectarios de mentes verticales del desierto. Al mismo tiempo había tenido su famoso sueño de subir al cielo desde el templo de Jerusalén, y allí encontrar a Moisés, Cristo, Abraham, Juan el Bautista, Enoc y Aarón y haber visto a Adán presidiendo como juez sobre la gran asamblea de todos sus hijos. Estas son las figuras dominantes en los escritos apócrifos de Judíos y Cristianos – no es extraño que los parientes árabes de Mahoma sacudieran sus cabezas con perplejidad y dudas. Y cuando él mismo tuvo dudas sobre la divinidad de su llamamiento, fue una de las sectarias que había leído tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, Maraka, la tía de su esposa, quien le aseguró que sus visiones eran genuinas y que sería un profeta especial para su pueblo”.
Islam y Santos de los Ultimos Días en la actualidad
Sería bueno recordar que, ya en Marzo de 1841, el Concejo Municipal de Nauvoo (del cual Joseph Smith formaba parte) aprobó la siguiente ordenanza:
“Sea ordenado por el Concejo Municipal de la Ciudad de Nauvoo, que los Católicos, Presbiterianos, Metodistas, Bautistas, Santos de los Ultimos Días, Cuáqueros, Episcopales, Universalitas, Unitarios, Mahometanos y toda otra secta religiosa o denominación existente posean libre tolerancia e iguales privilegios en esta ciudad…”
En años recientes, el respeto por el legado espiritual de Mahoma y por los valores religiosos de la comunidad islámica ha conducido a un incremento en el contacto y en la cooperación entre los Santos de los Últimos Días y los musulmanes de todo el mundo. Esta cooperación se debe en parte a la presencia de congregaciones de Santos de los Últimos Días en zonas como las costas orientales del Mediterráneo, el norte de África, el Golfo Pérsico y la zona sudeste de Asia. La Iglesia ha respetado las leyes y las tradiciones islámicas que prohíben la conversión de los musulmanes a otras religiones, adoptando para ello una política no proselitista en los países islámicos de Oriente Medio.
Aún así, abundan los ejemplos de diálogo y cooperación, incluso las visitas a las Oficinas Generales de la Iglesia en Salt Lake City por parte de dignatarios musulmanes; el uso de las plantas de envasado de la Iglesia por parte de musulmanes para la elaboración de alimentos halal (purificados mediante un ritual); el envío de ayuda humanitaria a zonas predominantemente musulmanas como Jordania, Kosovo y Turquía; acuerdos académicos entre la Universidad Brigham Young y diversas instituciones académicas y gubernamentales del mundo islámico; la existencia de una Asociación de Estudiantes Musulmanes en BYU; y la creciente colaboración entre la Iglesia y las organizaciones islámicas para salvaguardar los valores tradicionales de la familia en todo el mundo. El inicio reciente del Programa de Traducciones Islámicas, patrocinado conjuntamente por BYU y la Iglesia, ha derivado en una serie de intercambios importantes entre dirigentes musulmanes y líderes Santos de los Últimos Días. Un embajador musulmán de las Naciones Unidas predijo que este programa de traducciones “jugará un papel positivo en el deseo de los países occidentales de tener una mejor comprensión del Islam” (Islamic Diplomats Hosted in New York, Church News, 3 de abril 1999, pag. 6)
Estos ejemplos de interacción entre Santos de los Últimos Días y musulmanes, junto con el establecimiento en 1989 de dos importantes centros de la Iglesia para el intercambio educativo y cultural en el Medio Oriente (Jerusalén y Amman), reflejan el respeto tradicional que los líderes de la Iglesia han demostrado desde tiempos antiguos por el Islam. Esas actividades son evidencia palpable de la empresa de los Santos de los Últimos Días por promover un mayor entendimiento del mundo musulmán y son evidencia del papel emergente que juega la Iglesia a fin de salvar las distancias que históricamente han existido entre musulmanes y cristianos. Un ministro de gobierno de Egipto, consciente de lo que los musulmanes y los Santos de los Últimos Días tienen en común, dijo en una ocasión al élder Howard W. Hunter, en aquel entonces miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, que “si alguna vez se edificara un puente entre el cristianismo y el Islam, lo debería construir la Iglesia Mormona” (All Are Alike unto God, Ensign, junio 1979, pag. 74). Las actividades relacionadas con la familia se han coordinado a través del World Family Policy Center (Centro Mundial de Política Familiar) en la Universidad Brigham Young. Este centro patrocina una coalición internacional e interconfesional, el World Congress of Families (Congreso Mundial de las Familias), integrado entre otros por representantes de muchos países islámicos.
En mayo de 2006, la Iglesia donó u$s 1.6 millones en suministros de emergencia para las áreas afectadas por el terremoto en Java, Indonesia, trabajando en conjunto con la Islamic Relief Worldwide y la Islamic Medical Association, quienes proveyeron el transporte.
De modo que compartimos muchísimos valores y verdades con nuestros hermanos musulmanes a pesar de que existen diferencias teológicas. Podemos respetar y aprender de su visión particular.
Mormones, Islam y Política Internacional
Buena parte del conflicto que afecta Medio Oriente desde hace décadas tiene que ver con el asentamiento de pobladores judíos después de la Primera Guerra Mundial y la organización del Estado de Israel, después de la Segunda. Los palestinos de religión islámica debieron ceder parte de sus territorios a la nueva nación y desde entonces reclaman ante las autoridades internacionales la correspondiente restitución y reconocimiento.
Un simplista y grosero error, aunque muy común entre los cristianos, es identificar al actual Estado de Israel y su desarrollo con las promesas al Israel bíblico. Judá es sólo una de las tribus de Israel y los árabes, como descendientes de Abraham, también tienen derecho a muchas de esas promesas, recordando siempre que las promesas de Dios son condicionales y dependen de la obediencia.
Bruce R. McConkie escribió hace años: “Que no haya confusión sobre este punto en ninguna mente con capacidad de discernir. Este recogimiento de los Judios en su patria y la organización de su nación y reino no es el recogimiento prometido por los profetas. No da cumplimiento a las antiguas promesas” (The Millennial Messiah, pag. 229)
El Presidente Howard W. Hunter recordó enfáticamente: “… tanto los Judios como los Arabes son hijos de nuestro Padre. Ambos son hijos de la promesa, y como Iglesia no tomamos partido. Mostramos interés y amor por ambos. El propósito del Evangelio de Jesucristo es proveer amor, unidad y hermandad del más alto orden”. (“All are alike unto God”, Charla Fogonera en BYU, 4 de Febrero 1979)
El interminable conflicto surge del hecho de que muchos descendientes de Abraham, los árabes palestinos, han tenido larga y continua presencia física en el territorio, lo cual apoya sus reclamos de un título justo y legal. Para ellos, la presencia judía no está basada en «derecho divino» ni «título legal» sino en la ocupación por fuerza militar.
Muchos Santos de los Ultimos Días en el pasado han apoyado incondicionalmente las medidas tendientes a proteger al Estado de Israel, creyendo que de ese modo están haciendo avanzar la causa del Señor. Debemos tener en claro que no es así. La Iglesia no toma partido en conflictos internacionales. Si lo hacemos individualmente será por nuestras preferencias políticas y no por nuestra afiliación religiosa.
Este artículo se ha beneficiado con la lectura de los siguientes trabajos:
Green, Arnold H., “The Muhammad–Joseph Smith Comparison: Subjective Metaphor or a Sociology of Prophethood?” en Mormons and Muslims: Spiritual Foundations and Modern Manifestations, ed. Spencer J. Palmer (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University 2002), pags.111–33.
Nibley, Hugh, Islam and Mormonism – A Comparison, Ensign Marzo 1972, pags. 55-64.
Parker, Orin D. “A Life among Muslims” Ensign Marzo 2002, pag. 50
Peterson, Daniel C., Abraham Divided: An LDS Perspective on the Middle East, 1995,
Stewart, David, 2003, A Message of Friendship: Muslims and Latter-day Saints.
Toronto, James A., Mormonismo e Islam, punto de vista de los Santos de los Últimos Días sobre Mahoma.