Juan Zamudio, Desarrollo artístico y crecimiento personal

ARTE Y RELIGION

          Artes Plásticas

                    Artistas Plásticos Mormones

JUAN ZAMUDIO

Desarrollo artístico y crecimiento personal

Juan Zamudio (John Zamudio, como se lo conoce en EEUU) es un reconocido artista peruano miembro de la Iglesia. Permitámosle contar su propia historia:

“Nací en Lima, Perú. Cuando tenía dos años, jugando con mis amigos tropecé y caí sobre llamas expuestas. Mis dos manos se quemaron de gravedad y me quedaron serias cicatrices en el tejido. Algunos de mis dedos estaban desfigurados y no podía moverlos o doblarlos. Perder el movimiento natural en ellos fue una batalla que tuve que enfrentar por muchos años. Dos años más tarde, cuando ya tenía cuatro, presencié una tremenda explosión en una fábrica de fuegos artificiales de la localidad. Deshechos volaban y el cielo estaba encendido hasta donde mis ojos alcanzaban a ver. Me impactó de tal modo que la primera noche tuve una altísima fiebre y no pude dormir por varias semanas. A partir de esa explosión adquirí una tartamudez irreversible.

Al iniciar la escuela con estas obvias limitaciones físicas, fue difícil hacer amigos. Mi habilidad para hablar era tan limitada que sólo podía decir algunas pocas palabras antes de comenzar a tartamudear. Mantenía mis manos escondidas para evitar las bromas y fastidios típicos de los niños”.

“Todos los días permanecía en el salón de clases para dibujar o leer libros. Deseaba ser aceptado, pero no podía participar y jugar con los otros durante los descansos.

Mi madre se sentía culpable por mis desafíos y estaba enfocada permanentemente en ayudarme a superarlos. Me estimuló cuando comencé a dibujar y constantemente me ayudaba a mejorar mi nueva pasión. Poco a poco, descubrí que mis dibujos progresaban. Había desarrollado una nueva habilidad con esas manos. Mi mamá me dijo que recibimos desafíos en nuestra vida para que podamos desarrollar nuestras debilidades, hacernos más fuertes y ayudar a otros. Cuando tenemos algo que mejorar y lo hacemos adquirimos mayor capacidad de ayudar a otros. La felicidad no proviene de circunstancias externas. Es una actitud interna que proviene de adentro de las personas. Me enseñó que la felicidad no es una meta. Es el modo de vivir cada día”.

Sometido a diversos estudios y tratamientos, incluyendo resonancias magnéticas, para ayudar con su tartamudez, todos los especialistas estuvieron de acuerdo en que no era una limitación física, sino sicológica, y no había mucho para hacer. Uno de los doctores declaró que, si tuviese una experiencia similar a la de la explosión, tal vez pudiese mejorar o empeorar por completo su situación.

Ya desde pequeño, su vocación por el arte y las ciencias era muy marcada y le permitió recibir varios premios a nivel educativo. Finalmente, se ganó el aprecio de los directivos escolares y sus compañeros.

“A la tierna edad de siete años, aprendí que una actitud positiva nos da la energía para mejorar cualquier cosa. Depende de nosotros si tomamos los eventos de la vida de forma positiva o negativa. Nosotros decidimos que tipo de vida queremos. Aquellos que tartamudean, pronto se dan cuenta cuando una palabra va a ser difícil de pronunciar. Aprendí un truco. Reemplazaba muchas palabras por sus sinónimos en fracciones de segundos cuando hablaba. Me encantaba leer los diccionarios. Esto me ayudó a expresarme mejor. Podía hablar más fluidamente y mejorar mis patrones de locución de modo que ocultaba mi tartamudez. Esta sed de conocimiento y progreso personal me costó mucho tiempo, esfuerzo y lágrimas”.

A los 15 años, conoció el evangelio restaurado y se bautizó en la Iglesia. A los 17 ingresó en la prestigiosa Escuela Nacional de Bellas Artes de Lima, donde aprendió las técnicas de pintura al óleo, grabado y escultura. En 1991 pasó a estudiar pintura en el Museo de Arte de la Quinta Vergara, en Viña del Mar, Chile. A los 19 años fue llamado como misionero regular, sirviendo en la Misión Perú Lima Norte, que incluía las zonas de Ventanilla, Iquitos, Chimbote, Huaraz y el Callao.

“Durante ese período había mucha convulsión política y ataques terroristas. Un milagro ocurrió. Un coche bomba explotó justo frente a nosotros. Mi compañero y yo, extrañamente, no recibimos heridas. Pero después de esa explosión, descubrí que ya no tenía tartamudez”.

Después de su misión, Juan enfrentó la decisión de una carrera que le permitiera ser un proveedor para su futura familia y optó por la administración empresarial. Esto le brindó un lucrativo ingreso por los siguientes 15 años. Sin embargo no era feliz.

“Sentía un vacío en mi corazón. Extrañaba la tranquilidad y paz mental que había conocido al pintar. Pensé que estaba en el sendero equivocado. Se suponía que debía usar mis habilidades artísticas que tanto me había costado desarrollar. Finalmente, en 2004, tuve el coraje de cambiar, no quería llegar a viejo preguntándome por qué no había luchado por mis sueños”.

Aprovechando su conocimiento del mundo de los negocios, creó un sitio web y un plan que le diera exposición internacional. Su inspiración personal lo condujo hacia el arte de lo Divino y a dar expresión a las doctrinas y normas de la Iglesia.

“He creado pinturas mostrando a Jesucristo en diferentes tiempos y culturas. Me encanta conocer y pintar personas reales de todo el mundo. En la medida que comencé a incorporarlos en mi trabajo, tuve exhibiciones en diferentes países de Europa, Norte y Sud América. También comencé a recibir invitaciones para hablar en conferencias motivacionales contando mi experiencia”.

“Lo que al principio fue una razón para avergonzarme, hoy en día es motivo de agradecer a Dios infinitamente, pues gracias a las quemaduras en las manos descubrí el arte de pintar”.

Actualmente, Zamudio es uno de los pintores que aparece regularmente en las revistas oficiales de la Iglesia.

 “Tengo el privilegio de tener la mayor parte de mis pinturas originales de Jesucristo en los edificios de oficinas de la iglesia en América del Sur, México, y Salt Lake City. Hago exposiciones de mis pinturas en varios países de Europa, América del Sur, y los EE.UU. Todas mis pinturas implican personas y culturas de diversas partes el mundo”.

Juan apoya a diferentes fundaciones que ayudan a los niños a desarrollar sus habilidades artísticas y descubrir su potencial. Ha aparecido en BYU Channel, KUTV 2, KSL 5, TELEMUNDO 50, UNIVISION 32. Ha sido nominado para el Peruvian Pride Award, promovido por el Congreso del Perú y para el TUMI USA Award, 2016.

“Pinto a Jesucristo pues El representa el amor y la unidad entre todas las culturas humanas. En el pasado, hablar en público era otro motivo para sentirme avergonzado. Sin embargo, hoy, tengo el honor de hablar en español, francés e inglés para entusiasmar a las personas a seguir sus sueños y alcanzar sus metas”.

Robert Atkins

Arte y Religión

      Artes Plásticas

ROBERT ATKINS

Por Mario Montani

Robert Quinn Atkins nació el 7 de Julio de 1979 en Jacksonville, Illinois. Desde pequeño mostró una gran predisposición para dibujar que heredó de su padre y de su abuela, Jane Atkins, que era una artista reconocida y tenía una tienda de arte en el centro de Jacksonville con su esposo en la década de 1960. Comenzó a leer historietas tardíamente, cuando ya asistía a la secundaria, pero sí veía muchos dibujos en la TV mientras crecía durante los años ’80.

Adam Strange por R. Atkins

No fue hasta sus años universitarios cuando Robert se tomó realmente en serio su talento y descubrió que quería dedicarse profesionalmente a los cómics. Pasó por las universidades Illinois College y MacMurray College antes de recalar en Illinois State University, donde obtuvo un postgrado suma cum laude en Arte en 2002. A continuación, realizó un máster en Bellas Artes en el reputado Savannah College of Art and Design, que terminó en 2004. Su primera oportunidad llegó cuando aún era estudiante en esa Universidad.  Asistió a una convención en Orlando y uno de sus profesores le presentó al dibujante Randy Green, que trabajaba para la editorial Marvel Comics en ese momento. Unos meses después, Randy le llamó para que le ayudara a entregar a tiempo un número de New X-Men. Atkins condujo hasta Carolina del Norte para dibujar los fondos de sus páginas, aunque no fue acreditado en el cómic. Nada más graduarse, ingresa en el estudio donde estaba Randy, Tsunami Studios. Nueve meses después de acabar el máster, Atkins recibió una llamada de un compañero de clase que se había convertido en editor de Devil’s Due Publishing, que le ofreció trabajar en los cómics de G.I. Joe.


Su primer encargo fue dibujar la miniserie Snake-Eyes: Declassified junto al dibujante italiano Emiliano Santalucia. Trabajó para Devil’s Due Publishing hasta 2008, en las franquicias de G.I Joe, contribuyendo a las series G.I. Joe: America’s Elite y G.I. Joe: Dreadnoks Declassified, y Dungeons & Dragons Forgotten Realms, en los títulos ExileSojourn o The LegacyStarless Night, en labores de dibujante y entintador.

Snake Eyes Nº 3 – Atkins

En 2007 debutó en la editorial Marvel Comics, dibujando el primer número de Triple-A Baseball Heroes, un raro cómic promocional que se regalaba en los partidos de la liga Triple-A, el máximo nivel de las ligas menores de beisbol americanas, que se encargó a Tsunami Studios. Al año siguiente, repitió en Marvel Comics dibujando el one-shot promocional The Invincible Iron Man in Forging the Future, publicado por la Asociación Americana de Soldadores. También dibujó Legion of Super-Heroes in the 31st Century para DC Comics. Los tres fueron entintados por Rick Ketcham, también de Tsunami Studios.


En 2008, la editorial IDW Publishing adquiere los derechos de los cómics de G.I. Joe y Atkins es contratado para dibujarlos. Se convierte en el dibujante regular de la cabecera G.I. Joe, encargándose de prácticamente los veintisiete números de los que constó la colección, dibujando diecisiete de ellos y realizando las portadas de todos. Además, dibujo otros cómics de IDW Publishing, como Heroes. Tuvo tiempo también de colaborar con Marvel Comics en algunos números sueltos de los títulos All-New Savage She-HulkUltimatum: Fantastic Four RequiemThe Amazing Spider-ManX-Men Forever 2Venom vol.2 y Heroes for Hire vol.3, además de participar en los dos primeros números de la serie Robert E. Howard’s Savage Sword de Dark Horse.

En 2011, tras el cierre de la serie matriz G.I. Joe, dibuja G.I. Joe: Snake Eyes, serie en la que redefinió gráficamente los personajes Snake Eyes y Storm Shadow, ilustrando siete números y realizando las portadas de las veintiuna entregas de las que constó la serie. También dibujó un buen número de portadas en otras series de la franquicia, como G.I. Joe: Special MissionsG.I. Joe Season 2G.I. Joe: CobraCobra Annual 2012: The Origin of Cobra CommanderG.I. Joe: A Real American Hero y del segundo volumen de G.I. Joe (2013).

Huntress y Black Canary por Atkins


Ese mismo año 2013 dibuja para IDW Publishing varios números de America’s Army, una colección basada en las auténticas Fuerzas Armadas estadounidenses, además dibuja la miniserie de Marvel Comics Castle: A Calm Before Storm, basada en la exitosa serie de televisión del canal ABCCastle, interpretada por Nathan Fillion. Al año siguiente repite con el tomo prestigio de 100 páginas Castle: Unholy Storm. Los siguientes años continua dibujando portadas para IDW Publishing (RomRevolutionaries), un par de episodios de la cabecera X, de Dark Horse Comics y la miniserie Red Dog para la editorial independiente 451 Media Group.

También trabaja para Zenescope Entertainment, ilustrando portadas en títulos como Grimm Fairy Tales Myths & LegendsDeath ForceE.V.I.L. HeroesThe Courier: From the AshesRobyn Hood: The HuntRed Agent: The Human Order y The Musketeers, entre otros. En 2019, vuelve con fuerza a IDW Publishing para realizar portadas e interiores en la serie G.I. Joe: A Real American Hero. Posteriormente, publica Elders of the RuneStone, a través de la plataforma Kickstarter, junto al guionista Quinn Johnson, y The Rift para Graphic Illusions Studios.

El Arte de Robert Atkins, 2010

En una entrevista con Michelle Garrett Bulsiewicz, del Deseret News, ha expresado cómo su fe ha impactado en su carrera. “Me apoyo en el Señor para las decisiones importante, como la dirección que debo dar a mi carrera o qué oportunidades laborales tomar. También para tener la fortaleza y soportar el estrés – las largas noches de trabajo, a veces estar alejado de la familia cuando debo viajar – Creo que mi fe me ofrece un nivel de comodidad que me ayuda a lograrlo”.

Robert ha residido en Savannah, Georgia, por más de 12 años, junto a su esposa Laura, a quien conoció en la secundaria de Jacksonville.  Tienen dos hijos, Connor y Emma, “que son muy creativos y dibujan por diversión”. Recuerda con regocijo una charla que tuvo su hijo Connor, cuando sólo tenía 4 años, con un amiguito. Connor, conocedor de muchos super héroes no tan populares por el trabajo de su papá, dijo que para celebrar Halloween deseaba disfrazarse como el Dr. Fate (un mago del universo DC). Su amigo optaba por el más tradicional Superman, alegando que éste podría vencer fácilmente al Dr. Fate, a lo que Connor respondió “No, no, porque Superman es susceptible a la magia”. El papá quedó asombrado de que su hijo, a su edad, conociera y usara apropiadamente la palabra “susceptible” y descubrió que su trabajo había convertido el hogar en un reducto bastante “nerd”

Robert y Laura



Atkins alterna desde el principio de su carrera su trabajo en cómics con la ilustración en videojuegos, para la empresa Renegade Game Studios, entre otras, y cajas de juguetes para Hasbro. Entre los videojuegos destaca su participación en Lucky’s TaleSuper Lucky’s TaleNew Super Lucky’s Tale y G.I. Joe Deck-Building Games. De su trabajo en cajas de juguetes resalta NERF Zombie StrikeStar Wars Hot WheelsStar Wars Black Series y Marvel Legends.

Los hijos disfrutan invitar a sus amigos para ver tanto la colección de comics como la de juguetes. Algunos son aquellos para los que ha diseñado  el packaging, otros los usa como modelos para dibujar las historietas, y otros más simplemente para agrandar su colección.

El artista disfruta mucho de la libertad que posee como dibujante:

“Me brindan un guión, pero nadie me dice qué debo hacer. Me corresponde a mí decidir cómo debe verse.  Lo visualizo y decido cómo se verá la página y los personajes de la historia, sus acciones y qué partes deben enfatizarse. Yo no invento la historia, pero mi trabajo es interpretarla visualmente. Los comics son un proceso colaborativo. Un escritor sólo produce una novela o un cuento. Un artista sólo produce una pintura o una ilustración. Cuando trabajan juntos, hacen un comic”

El dibujante tampoco tiene la última palabra sobre su obra. Normalmente hace los lápices, dibujando cómo se verá la parte artística. Luego pasa a un entintador, quien reparsa los dibujos con tinta, de allí al colorista que agrega el color y finalmente al letrista, quien pone las palabras.

“Cada persona agrega su paso en esta cadena de ensamblaje. Si bien yo escojo lo visual de la historia, la obra se ve reinterpretada por el entintador, luego por el colorista y así sigue. Ellos dicen la palabra final de como el arte finalmente se verá”

Si bien Atkins hace la mayor parte de su trabajo a solas, le encanta participar de las convenciones.

En 2013 visitó la Salt Lake Comicon, lo cual le dio la oportunidad de mostrar su trabajo, contactar a editores y colegas y encontrarse con muchos amigos que se han ido mudando a la cabecera de la Iglesia. Eso incluye a Quinn Johnson, escritor, con quien colabora en su propio comic book titulado “Elders of Rune Stone”.

“Ha sido interesante colaborar con alguien que es miembro de la Iglesia. No tengo esa oportunidad muy a menudo. Tener esos orígenes comunes en la Iglesia la ha convertido en una asociación muy agradable”

Desde 2014 forma parte de Playful Studios. Entre 2010 y 2018 trabajó como instructor en Comics Experience, desarrollando el plan de estudios, creando cursos de dibujo on line y dando clase a ocho cursos cada año de cinco a siete semanas de duración cada uno. Esa experiencia le preparó cuando en 2018 necesitaba ingresos más estables y consiguió trabajo de profesor en el departamento de Arte Secuencial en su alma mater, la Facultad de Arte y Diseño de Savannah. La familia Atkins se mudó allí después de haber vivido en Springfield, Illinois

Se puede seguir a Robert Atkins en Facebook, Instagram, Twitter y Deviant Art.

Mahonri Young – «Este es el Lugar»

Arte y Religión

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Mahonri Young,“Este es el Lugar”

Por Mario R. Montani

Mahonri Mackintosh Young, uno de los muchos nietos de Brigham Young, nació en Salt Lake City, Utah, el 9 de Agosto de 1877. Fue el hijo mayor de Mahonri Moriancumer Young, propietario del Deseret Woolen Mill (La Lanera Deseret) y Agnes Mackintosh. Mahonri, hijo, fue el último de los nietos en recibir una bendición de su abuelo Profeta, antes de su muerte. Después de una delicada operación de apendicitis, que requirió una larga recuperación, su padre le trajo un montículo de arcilla para que se entretuviese y comenzó a modelar con gran habilidad. Diría: “No puedo recordar un momento en que no haya deseado ser escultor”.

Sus primeros años en el Deseret Woolen Mill le dejarían recuerdos imborrables:

“Era un lugar para soñar y extrañar. Había granja y granjeros; trabajadores y trabajadoras en el molino; animales y pájaros dentro y fuera del granero; y en todas las direcciones paisajes gloriosos. Había arcilla en los bordes del camino. Desde temprana edad podía modelar animales como cualquier niño… Cuando me viene la nostalgia es siempre por aquella zona del Valle de Lago Salado, los viejos galpones de adobe, los sinsontes, los girasoles, y las montañas azules como fondo”.

Sin embargo, la realidad irrumpió en su vida idealizada. Mahonri, padre, murió cuando él contaba 7 años. Para entonces la familia había aumentado con la llegada de mellizos, el 1 de Julio de 1880: Winfield Scott (Winnie), quien sería periodista, y Waldemar (Wally), el cual llegaría a transformarse en guionista cinematográfico. Con tres hijos pequeños, Agnes se vio obligada a vender la lanera para sobrevivir y se trasladaron a una pequeña casa de la ciudad, donde Mahonri comenzó a asistir a la escuela. Allí se burlaban de él tanto por su nombre como por su pobre desempeño. Después de tan sólo el primer día de asistencia al secundario, y a pesar del disgusto de su madre, dejó los estudios, con 17 años, para dedicarse al arte.

Mahonri Young – 1904 The Chisler

Durante su adolescencia Young fue una persona atlética que participó en equipos de baseball y fútbol americano. Sin embargo, a partir de un accidente deportivo y una quebradura mal reparada del brazo izquierdo, la que requirió una segunda operación, esa extremidad se desarrolló un poco menos. Su temprano interés en los deportes influenció su arte, ya que un tema recurrente en su obra son los atletas en plena actividad, particularmente boxeadores.

A pesar de su falta de interés por la educación formal, era un ávido lector, siendo sus autores favoritos Ralph Waldo Emerson, Montaigne y Shakespeare. Comenzó sus estudios bajo J.T. Harwood, un prominente artista de Utah por aquellos días, mientras trabajaba como ilustrador para un diario local, lo que le permitiría juntar dinero para viajar a New York. También tomó lecciones con John Hafen y Edwin Evans. Mientras sus contemporáneos pintaban en base a modelos posando, Mahonri estaba interesado en los movimientos de la vida diaria. Colaborando en el periódico (antes de que se utilizara la fotografía) recreaba documentaciones visuales en tiempo real con rápidos trazos. Disfrutaba pintando la vida de la gente común.

Después de un tiempo en la Art Students League en New York, el artista pasó varios años en París, donde se desarrolló con una sólida formación y comenzó a centrarse en la escultura, aunque estudios de pintura sobre trabajadores parisinos ya habían llamado la atención de público y críticos. Para entonces varios temas, particularmente la práctica de los matrimonios plurales, lo habían alejado de su actividad religiosa.

Mahonri Young – Pont neuf

La Academie Julian, a la que ingresó en 1901 con el dinero ahorrado más una suma aportada por su madre proveniente de la herencia de Brigham Young, así como otras donaciones de familiares y miembros de la Iglesia, no resultó tan estimulante como él esperaba. Después de un viaje a Italia, retornó con la decisión de dedicarse a la escultura y desarrollar su estilo realista. Durante esta última etapa, Heber J. Grant, por entonces Presidente de la Misión Europea, le brindó los fondos para poder verter al bronce algunas de sus estatuas.

En 1905, el escultor retornó a los EEUU y se estableció en Salt Lake City. A comienzos de 1907, la Iglesia le otorgó el permiso para realizar una escultura en tamaño natural de Joseph Smith basándose en los rasgos de su máscara mortuoria. La obra fue rechazada inicialmente pero Mahonri ofreció rehacerla y agregó otra de Hyrum Smith a su lado. La estatua de los hermanos se encuentra hoy en la Manzana del Templo.

Mahonri Young – Estatua de Joseph Smith, Jr.

Cecelia Sharp, hija del Obispo del barrio al que asistía nuestro artista, era una consumada pianista. Se habían visto fugazmente en París, donde ella también estudiaba, pero nunca habían sido presentados formalmente. Finalmente se casarían y tendrían dos hijos (Cecelia Agnes y Mahonri Sharp).

Mahonri Young – Busto de su esposa, Cecelia Sharp

La etapa en Utah no fue tan fructífera aunque logró llevar a cabo algunas comisiones y, junto a Lee Greene Richards, pintó el primer mural en exteriores del Estado para el Isis Movie Theatre, utilizándose mutuamente como modelos para los diferentes personajes.

Mahonri Young – Riding the girder

En 1911 se mudó con la familia a New York, donde la actividad y posibilidades eran mayores. Aquí había establecido contacto con el grupo de Los Ocho y la Escuela Ashcan, que promovían el tipo de realismo que el propio escultor cultivaba. Durante su permanencia en la gran ciudad recibió dos importantes comisiones: el Monumento de la Gaviota, por parte de la Iglesia, y una serie de dioramas sobre indígenas americanos para el American Museum of Natural History. En 1911 ganó el premio Helen Foster Barnett por su obra Bovet-Arthur a Laborer que se exhibió en la Academia Nacional.

Mahonri Young – Monumento a la Gaviota

En 1912 pudo realizar una exposición personal con mucho éxito, incluyendo la visita de Julian Alden Weir, importante representante del impresionismo norteamericano, y fue seleccionado como miembro tanto en la Academia Nacional de Diseño como en la Association of American Painters and Sculptors. En 1915, algunas de sus piezas en la Exposición Internacional Panamá-Pacífico, obtuvieron la medalla de plata.

Mahonri Young – 1912 The heavy sledge

En 1917, la tragedia alcanzó a los Young, ya que Cecilia falleció de cáncer. Luego de un par de años en París, donde intentó reponerse estudiando y enseñando, retornó a New York. Allí, en una cena, conoció por primera vez a Dorothy Weir, hija de su admirado Julian Alden Weir, quien había muerto un tiempo atrás. Una artista por mérito propio, Dorothy promovía la obra de su padre. Con muchísimos temas en común no fue difícil que se hicieran amigos y se enamoraran. Finalmente se casaron en 1931. Diría Mahonri:

Retrato de Dorothy pintado por su padre, Julian Weir

“A pesar de lo amistoso que J. Alden Weir había sido con nosotros, los artistas jóvenes, jamás nos presentó a ninguna de sus tres encantadoras hijas. Nunca las conocimos hasta después de su muerte. Pero le resultó inútil. Me casé con Dorothy, la más hermosa, la mejor y la más talentosa de todas ellas”.

Mahonri y Dorothy

Nustro artista era un profundo observador, siempre con un lápiz y una libreta de apuntes al alcance de la mano. A pesar de su prolífica preferencia por la escultura, también encontró formas de expresarse con dibujos, grabados, acuarelas y óleos. Jamás se cansó de representar al hombre común, desarrollando diferentes actividades.

Mahonri Young – 1919 Navajo Lookout

Sin artificios ni sobre elaboración, sus formas poseen una gracia y fluidez muy características. Escribiría:

“El desafío en la conciencia de todo hombre es elegir como trabajo en su vida aquello que ama hacer, y una vez decidido el curso a tomar, debe trabajar concienzudamente para aprender todo lo que existe sobre eso. En el corazón de un hombre ambicioso y sincero está el hacer bien aquello que, en su honesta opinión, sabe que es correcto”.

Su interés por las figuras en movimiento, realizando diferentes tareas, fue alabado en la revista Vanity Fair, en 1928:

“Mahonri Young no está interesado en la hermosura del cuerpo human. En cambio, trabaja con la eficiencia del cuerpo humano, la lucha por la superioridad, tal como se dramatiza en los brillantes tendones y la hosca ferocidad bajo las luces del ring”.

Mahonri Young – 1931 The knockdown

En 1932 participó en la competencia artística de las Olimpíadas de verano de ese año con 8 estatuas de boxeadores, una de las cuales ganó la medalla de oro. Ese mismo año se mudó con Dorothy a la granja de los Weir, en Branchville, Connecticut. Allí comisionó a su yerno, Oliver Lay,  para construirle un estudio de trabajo para sus obras.

Mahonri Young en su estudio

1934 lo encontró enseñando en la Art Students League y el ingreso a la Feria Mundial de New York de 1939 estaba marcado por dos de sus inmensas estatuas, Industria (el operador de una fábrica con sus herramientas) y Agricultura (un granjero afilando la guadaña).

Mahonri tenía una relación muy particular con la Iglesia. Desde su juventud no asistía a las reuniones ni pagaba diezmos o cumplía la Palabra de Sabiduría. No obstante, estaba orgulloso de su herencia pionera, y sentía gran admiración por sus líderes del pasado y del presente. Los miembros se preparaban para celebrar los 100 años de la llegada de los pioneros al valle, en 1847. Ya diez años antes una comisión consideraba la posibilidad de un monumento conmemorativo. Finalmente se decidió realizar una competencia. En 1939, el Presidente Heber J. Grant escogió la propuesta de Young, ya que priorizaba las figuras de Brigham Young, Heber C. Kimball y Wilford Woodruff, frente a otras que se centraban en las carretas.

Monumento conmemorativo «Este es el Lugar»

A pesar de los u$s 50.000 que se le garantizaban para completar la obra, la misma no estuvo desprovista de complejidades. Tanto la Iglesia, como el Estado de Utah y los descendientes de los pioneros opinaban y vetaban o modificaban partes del proyecto. Por ejemplo, Mahonri deseaba presentar a los líderes con ropaje realista para lo que fue aquel momento del pasado, incluyendo tiradores y bombachones de trabajo, pero se los consideró poco dignos y debieron modificarse a largos y formales sobretodos. El comienzo de la Segunda Guerra Mundial también complicó las posibilidades de viajar y el obtener los materiales necesarios.

En la granja de los Weir, y con la ayuda de su asistente, Spero Anargyros, fue dando forma al inmenso trabajo, probablemente el más importante de su carrera.

Finalmente, en la dedicación, el 24 de Julio de 1947, diría simplemente:

“El mes próximo, cuando llegue el 9 de Agosto, cumpliré 70 años. Este es el día más importante de mi vida”.

Dos meses antes había perdido a Dorothy, su entrañable compañera, lo que fue un durísimo golpe para él.

El monumento Este es el Lugar, que rememora las palabras de Brigham Young, abuelo de Mahonri, se encuentra enclavado en la desembocadura del Cañón de la Emigración, al este de Salt Lake City. Además de los tres líderes ya mencionados, en su parte superior, otros grupos estatuarios muestran a los 9 exploradores preliminares, a los contingentes de vanguardia y retaguardia, al grupo de Donner, así como a los exploradores españoles y tramperos que habían recorrido la región.

Después de eso, Mahonri continuó viviendo en Branchville, mientras cumplía una nueva asignación: el pedido del Estado de Utah de crear un monumento de Brigham Young que lo representara en el Salón de Estatuas del Capitolio de Estados Unidos. La escultura fue descubierta en Washington DC, en 1950.

Mahonri Young – Estatua de Brigham Young en el Capitolio.

 

Encuadrado dentro de lo que se denominó Realismo Social, Young continuó realizando proyectos hasta el fin de sus días, muchos de ellos, bosquejos del paisaje circundante. Murió el 2 de Noviembre de 1957, pocos meses después de cumplir sus 80 años. Fue enterrado en el terreno familiar del Cementerio de Salt Lake City, junto a su primera esposa. Su hijo comentaría:

“Fue un hombre que vivió sin desconexión entre la vida y el arte. Su vida y su arte eran una red uniforme. Una fluía dentro de la otra. Hablaba sobre arte, pensaba sobre arte y producía arte. En todo sentido, el arte era su vida”.

Sus hábiles manos dieron forma a granjeros, trabajadores industriales, boxeadores, indígenas y líderes de la Iglesia. A lo largo de su extensa carrera, creó más de 320 esculturas, 590 óleos, 5.500 acuarelas, 2.600 impresiones y miles de dibujos.

Mahonri Young – 1930 Plowing Valley

Sus descendientes donaron más de 7.000 obras del artista a la Universidad de Brigham Young.

Los Otros «Extranjeros y Advenedizos» – Tercera Parte

Arte y Religión

           Artes Plásticos

                        Artistas Plásticos “Mormones”

Los Otros “Extranjeros y Advenedizos”

(Tom Lovell, John Scott y Ken Riley)

Tercera Parte

Por Mario R. Montani

Kenneth P. Riley nació el 21 de Septiembre de 1919, en la localidad rural de Waverly, Missouri, como único hijo de Elwin A. Riley y Marie Pauling. Cuando tenía 7 años, su familia se trasladó a Parsons, Kansas, donde Elwin vendía autos en una concesionaria local. El dinero nunca era suficiente por lo que no había espacio para demasiados lujos, siendo uno de los pocos la edición semanal del Saturday Evening Post, donde Ken aprendió a conocer el trabajo de J.C. Leyendecker, Norman Rockwell, J.F. Kernan y otros grandes ilustradores del momento. Sin embargo, con el arribo de la Gran Depresión, el trabajo y las pequeñas comodidades desaparecieron. Para ayudar en la economía familiar, el joven Riley consiguió trabajo con Ray Scroggins para pintar carteles publicitarios y también como baterista en la Orquesta de Eddie Lain. Tocando en clubes nocturnos pronto tuvo contacto con el alcohol mientras veía que otros de sus compañeros comenzaban a acercarse a la droga. Su futuro parecía incierto hasta que la profesora de arte Olive Rees, reconociendo su talento, le sugirió presentarse para el puesto fijo de ilustrador de carteles en el Teatro Orpheum. Este trabajo le permitía estar cómodamente sentado detrás de la pantalla del cine y copiar escenas de las películas que luego se exhibían sobre un trípode a la entrada del teatro.

Sus acuarelas de Clark Gable, Claudette Colbert y otras estrellas del momento eran tan vívidas que la Feria Tri-Estatal  lo contrató para promocionar sus funciones.

Ya con 18 años, el joven artista había decidido anotarse en un programa preparatorio para ingresar en la facultad de medicina que se dictaba en el Parsons Junior College. Sin embargo, Olive Rees salió nuevamente en su ayuda, pagando la matrícula para que asistiese al Kansas City Art Institute of Missouri. Con la escasa ayuda de sus padres y ese generoso ofrecimiento, Kenneth pudo culminar exitosamente el programa de tres años. Mientras actuaba como presidente de clase en el Instituto, conoció a la ingresante MarCyne Johnson de Topeka, Kansas. El romance surgió entre ellos, pero una beca obtenida de la Art Students League lo llevó a New York, donde estudió bajo la tutela de Frank Vincent DuMond y Harvey Dunn. Sin embargo, el verse enfrentado a teorías en conflicto y la crítica de arte Riley perdió el gusto por la pintura y dejó los estudios para casarse con su novia. Su familia comenzó en Greenwich Village cuando se producía el ingreso de EEUU en la Segunda Guerra Mundial.

MarCyne comenzó a trabajar como secretaria en una entidad bancaria para solventar los gastos hogareños mientras estimulaba a Kent para que continuase sus estudios de arte. Si bien logró vender algunos trabajos a las revistas pulp, no parecía que esa fuese a constituirse en su carrera.

En Mayo de 1942 se enlistó en la Guardia Costera y fue allí donde se necesitaron sus habilidades como dibujante. La calidad de sus presentaciones hizo que lo transfirieran a la oficina de relaciones públicas de la Guardia, en Seattle. Varios reporteros de la Associated Press seleccionaron sus dibujos para ilustrar sus comentarios sobre la guerra. Sin embargo, el resto del conflicto no fue tan sencillo. Se le asignó ser dibujante de combate en las batallas del Pacífico, a bordo del transporte U.S.S. Arthur Middleton. Sus dibujos mostrando el aburrimiento de los soldados a bordo, el agotamiento después de las batallas y el realismo de barcos hundiéndose y los seres humanos tornándose vulnerables captaron la atención de sus superiores. Sus obras se presentaron en la National Gallery of Art en Washington D.C., y se le brindó la oportunidad de diseñar una estampilla conmemorativa de la Guardia Costera. Finalmente, el entonces Especialista de Segunda Clase K. Riley ganó el gran premio de la Séptima Annual Outdoor Air Fair promovido por el Washington Times Herald con su pintura “For Thine is the Kingdom”.

Retornado a la vida civil, Kenneth había decidido ya que el arte era lo suyo. Mientras de día creaba un nuevo portfolio para presentar a los editores, de noche trabajaba en los comics de aventuras que le proponía el editor Joe Simon.

Simon y su amigo, el luego legendario Jack «King» Kirby (Creador de Capitán América, Los 4 Fantásticos, Thor y los X Men) habían firmado un contrato con Harvey Comics para producir una serie de historietas. Ken participó en varias de ellas, Boy Explorers (1946), Black Cat (1947) y Young Love (1949). En una entrevista realizada muchos años después cuando se le preguntó sobre los dibujantes con los que había trabajado, Joe respondió:

“Kenneth  Riley era un fantástico pintor al oleo. Ya era conocido en Washington DC, donde había pintado murales. Lo que teníamos era un grupo artístico de combate. Esos tipos salían afuera y hacían bosquejos, luego retornaban a las oficinas en Washington y las pintaban… Ken era el mejor de todos ellos…”

Pero Riley no permanecería demasiado en el mundo de los comics y los pulps. Su primera comisión de portada para Bantam Books lo convirtió en ilustrador respetable. Entonces, se atrevió a concertar una cita con Frank Kilker, el editor artístico del Saturday Evening Post, la revista semanal que tanto le había apasionado en su niñez. Mencionaría:

“Recuerdo vívidamente caminar por un largo corredor, como un túnel, y encontrarme con Kilker, quien me pidió que distribuyese mis trabajos sobre una gran mesa redonda. Lo estuvo escrutando por lo que a mí me pareció una eternidad… entonces levantó su vista y dijo, ‘Bien, me gusta. Usted sabrá pronto de mí’”

Un mes más tarde recibió su primera asignación y otras la siguieron por los próximos 10 años. Riley estaría siempre agradecido a los editores artísticos del Post, que le enseñaron a lograr que los lectores pasaran de hojear la revista a detenerse en una pintura.

Su primer trabajo para el Saturday Evening Post, en 1948, con algunos de los bosquejos previos.

A partir de allí, Ken trabajó para la revista Life y la National Geographic, ambas requiriendo exactitud histórica y profunda investigación en sus obras.

En 1953 se mudó con su familia a la colonia artística de Westport, Connecticut, donde construyó su casa y un amplio estudio, teniendo como vecinos a Tom Lovell y Harry Anderson.

No es de extrañar entonces que sus colegas lo entusiasmaran para aprovechar las oportunidades que brindaba la Iglesia. Riley descartó la comisión, hasta que un evento que cambió su vida y del que nunca quiso hablar, le hizo aceptarla. Así fue que, a lo largo de la década del ’60 pintó la Primera Visión, Joseph Smith recibiendo las planchas de Moroni, la Restauración del Sacerdocio de Melquisedec, Joseph estableciendo los cimientos de la Ciudad de Sión y algunas obras menores.

Según Vern Swanson, Director del Museo de Arte de Springville:

“Riley percibió la importancia que tenía esa comisión para la Iglesia e intentó dar lo mejor de sí. Disfrutó de trabajar para los Santos de los Ultimos Días y hacer algo importante para su religión. Era un profesional contratado – no alguien que estuviese buscando la verdad sobre el llamamiento profético de Joseph”

Después de finalizar sus asignaciones con la Iglesia, Ken Riley aceptó una invitación a enseñar un seminario para estudiantes avanzados de ilustración y pintura en la Universidad de Brigham Young, el que duró ocho semanas y se llevó a cabo en el verano de 1968. Confesaría:

“Pasé el verano con mi esposa en la Universidad de Brigham Young y disfruté de la atmósfera en el campus. Tengo muy buenos recuerdos de los estudiantes y la facultad allí”.

Gary Kapp, quien era estudiante en esos años, y se transformaría luego en un excelente artista mormón al que estamos acostumbrado a ver en nuestras publicaciones:

“Tomé un curso de verano con él. Era una persona fantástica y me dedicó mucho tiempo de instrucción”

Ken Riley 1978, On the Edge of Conquest

En 1972, Riley y su familia se mudaron a Tombstone, Arizona, donde, al igual que varios de sus colegas, se dedicó al arte de los cowboys e indios Apache. En1976 sus obras se exhibieron en el National Cowboy Hall of Fame. En 1983 ganó la Medalla de Plata de la Cowboy Artist of America. En 1984 fue seleccionado como Artista del Año por la National Western and Wildlife Society y en 1993 se lo honró con el Premio del Museo Eiteljorg. En 2003 más de 100 de sus obras fueron expuestas, recorriendo su carrera desde las ilustraciones para revistas hasta las presentes. El pintor falleció en 2015 a los 95 años de edad.

Ken Riley 1987, Spell Binder

Los tres artistas presentados en estas breves reseñas y a los que he denominado “extranjeros y advenedizos” por no ser exactamente “conciudadanos de los santos” (Efesios 2:19) son, en realidad, una parte importante de nuestra herencia cultural y con su obra han ayudado a poner las bases para el desarrollo de ya dos generaciones de excelentes artistas propios.

Los Otros «Extranjeros y Advenedizos» – Segunda Parte

Arte y Religión

           Artes Plásticos

                        Artistas Plásticos “Mormones”

Los Otros “Extranjeros y Advenedizos”

(Tom Lovell, John Scott y Ken Riley)

Segunda Parte

Por Mario R. Montani

 

John W. Scott

John Walter Scott, Jr nació el 1 de Diciembre de 1907 en Camden, New Jersey. Su padre, quien llevaba el mismo nombre, pertenecía a la segunda generación de inmigrantes escoceses en América (de allí que no sea rara la incorporación familiar del  Walter Scott, máximo representante de la literatura romántica en aquellas regiones), mientras que su madre, Helen, era de ascendencia irlandesa. John Walter, padre, era dibujante, y con el arribo de la Primera Guerra Mundial se unió al Ejército, donde obtendría el grado de Capitán, antes de fallecer muy joven, en 1919. Viviendo cerca del río, padre e hijo habían compartido su pasión por la pesca, lo que se reflejaría más adelante en las pinturas de John, Jr.

Al quedar solos, su madre debió emplearse, obteniendo trabajo en Philadelphia, en la fábrica de tapices La France Tapestry. En 1923, con 15 años, John dejó la escuela y comenzó a trabajar en ese mismo lugar. El administrador de la fábrica ofrecía clases nocturnas en varias materias a los hijos de sus trabajadores, incluyendo diseño en La France Art Institute.

Para 1930, habiendo finalizado su entrenamiento artístico, John decidió dedicarse a la ilustración y comenzó a firmar sus trabajos como J.W. Scott. Finalmente en 1932 se mudó a la First Avenue en New York. Su primer trabajo profesional, cuando contaba 25 años, apareció en la revista Wild West Weekly de la editorial Street & Smith, el 9 de Julio de 1932.

A partir de ese momento, comenzó su carrera como dibujante para las más renombradas “pulps” de la época: Detective Short Stories, Future Ficion, Ka-Zar, Mrvle Science Stories, Mystery Tales, All Star Fiction, Top-Notch Western, Uncanny Tales, etc.

1938 marcó su ingreso a una agencia publicitaria donde conoció a R.G. Harris y otros ilustradores asentados en New Rochelle. También se casó con Eleanor Snyder, hija de un banquero, pero el matrimonio no prosperó, y al año siguiente estaban divorciados.

Durante la Segunda Guerra Mundial sirvió en el Cuerpo de Combate de Ingenieros del Ejército, donde su teniente envió los detallados dibujos de campo que realizaba a la revista YANK, y fue invitado a sumarse a su equipo artístico.

John Scott en su estudio

Después de la guerra y con una mayor experiencia logró trabajo en varias revistas “slicks” como Coronet, Elks, This Week, y Woman’s Day.

En 1946 se casó con Flavia Bensing, quien también era pintora e hija de artistas. Se mudaron a Ridgfield, Connecticut, donde tuvieron dos hijas.

La década del ’50 encontró a Scott trabajando en revistas de aventuras para un público masculino, tales como Argosy, True y Sports Afield. Para esta última publicación presentaría ilustraciones por los próximos 20 años.

Fue en los años ’60 que, por sugerencia de Harry Anderson, recibió la comisión de la Iglesia de realizar algunos magníficos murales, que aún hoy continúan siendo apreciados y atesorados por los miembros y decorando muchas de nuestras capillas.

La Anunciación, John Scott

El Juicio Final, John Scott

Es interesante que en su obra El Juicio Final, pintada para el Templo de Washington DC, el autor realizó un homenaje a su amigo Harry Anderson, quien aparece como uno de los personajes a la diestra del Salvador (Debido a la extensión del mural no siempre suele mostrarse completo en las ilustraciones)

Más adelante en su vida John Scott (quien ya no firmaría jamás como J.W para alejarse de la imagen de los pulps) se dedicaría a las pinturas del Oeste, como muchos de sus colegas. Fallecería el 20 de Octubre de 1987 a los 79 años.

Diría: “Pinto aquello que estoy interesado en pintar. Mucho del arte contemporáneo es de gente que cree ‘estar con la corriente’. El modo más rápido de perderse a uno mismo es perder tu individualidad. Lo importante es ser uno mismo y olvidarse de ir con la corriente”.

 

Los otros «Extranjeros y Advenedizos» – Primera Parte

Arte y Religión

           Artes Plásticas

                      Artistas Plásticos “Mormones”

Los Otros “Extranjeros y Advenedizos”

(Tom Lovell, John Scott y Ken Riley)

Primera Parte

Por Mario R. Montani

Tom Lovell, 1979

Durante las décadas de los ’60 y ’70 era bastante común que la Iglesia contratara a ilustradores profesionales no miembros para confeccionar murales y otras obras plásticas. No teníamos por aquellas épocas la riqueza y calidad de artistas propios que fueron surgiendo a partir de entonces. Hemos analizado esto en Harry Anderson, un Adventista entre nosotros.

Tom Lovell nació el 5 de Febrero de 1909 en New York. Sus padres eran Henry S. Lovell Jr, un técnico telefónico y Edith Scott Russell. Tom tenía un hermano mayor, Robert, y una hermana menor, Margaret.  A pesar de no haber recibido instrucción artística formal en sus primeros años, ya que su escuela no la proveía, el jovencito era un gran lector y visitaba regularmente el Museo de Historia Natural de New York, donde copiaba ávidamente los detalles de las armas, vestimentas y objetos de la cultura nativa norteamericana.

Siendo un buen estudiante, fue elegido para dar el discurso de despedida de parte de los egresados y aprovechó la ocasión, frente a algunos azorados padres, de criticar al Gobierno por el mal trato que daba a los pueblos originarios.

Con 17 años se embarcó y sufrió el duro invierno en el Atlántico Norte, luego fue director de los caddys en un club de golf y mensajero para la Wright Aero Corp.

“… Por un proceso de eliminación, llegué a la conclusión de que había cosas a las que no quería dedicarme como modo de vida. Aunque no tenía el menor contacto con artistas, el mundo de los libros, los museos y los cuadros me parecía más brillante que nunca, de modo que registrarme en el College of Fine Arts de la Universidad de Syracuse fue el siguiente paso”

En la Universidad, a la cual asistió entre 1927 y 1931, hasta su graduación, fue compañero de cuarto de Harry Anderson, por lo que, además de compartir sus intereses profesionales, desarrollaron una duradera amistad.

Ilustración interior de Lovell para The Shadow, un personaje muy popular en los años ’30

Durante el verano, Tom llevó sus trabajos a varias editoras de revistas pulp. Las “pulps” eran ediciones de baja calidad y precio confeccionadas con papel de pulpa, abarcando géneros que iban desde el policial y las aventuras del Oeste hasta el terror y la ciencia ficción. En ese campo pudo incrementar sus habilidades por lo que pasó de las ilustraciones interiores a las portadas. Se le pagaba u$s 6 por interiores y u$s 60 por portada. Con esos precios no podía solventar modelos, por lo que se acostumbró a pintar de memoria o usando un espejo.

“Los pulps fueron un gran campo de entrenamiento para los jóvenes artistas. Aprendí a  dibujar sin modelos. Hasta el día de hoy mis pinturas son hechas así. Las más recientes fueron realizadas sin modelos – figuras, caballos, etc. Es triste que muchos artistas de hoy no sepan dibujar sin la ayuda de fotos o un proyector de imágenes”.

En la universidad también conoció a quien sería su esposa, la artista Gloyd Simmons (Pinkie), cuyo sobrenombre provenía del delantal rosa que usaba para pintar.

En 1934 Tom y Gloyd se casaron y se mudaron a New Jersey, desde donde continuaba cumpliendo sus asignaciones. En 1937 supo por su amigo R.G. Harris que muchos ilustradores se estaban mudando a una colonia artística en New Rochelle, por lo que decidieron seguirlos. Fue una buena decisión, ya que el contacto con profesionales de renombre le brindó la oportunidad de trabajar para revistas de mejor calidad, McCall’s, Collier’s, Cosmopolitan, True, entre otras.

Para 1940, la familia Lovell se había agrandado con la llegada de David y luego, Deborah. También se mudarían a una nueva colonia artística más al norte en Westport, Connecticut. Allí entablaría amistad con el afamado Harold Von Schmidt.

Al entrar EEUU en la Segunda Guerra Mundial, Tom y otros artistas se alistaron en la Marina, donde trabajaron en la revista The Leatherneck.

Terminado el conflicto armado, tuvo que reiniciar su carrera, ya que nuevos ilustradores habían cubierto sus antiguas comisiones. Afortunadamente su interés por los detalles históricos y su capacidad de investigación lo llevaron en una nueva dirección, trabajando para True y finalmente para National Geographic, una de las publicaciones más prestigiosas y que mejor paga ofrecía.

Allí produjo ilustraciones mostrando la historia de Abraham, el origen de los Juegos Olímpicos, las conquistas de Alejandro, el Grande, las Cruzadas y las invasiones vikingas.

“Cuando estás pintando historias, debes acudir a lo fundamental. La lectura es una gran ayuda. Pero los escritores no necesitan la profundidad de información que requiere un pintor. Con algunas palabras bien seleccionadas, un escritor puede crear una escena, mientras que un artista debe conocer las vestimentas, las armas, cómo se veían los interiores, los arneses de un caballo – todos los miles de detalles que permitan darle vida. No estuve allí cuando Alejandro marchó a través de la India. Pero pude realizar una pintura de lo que hizo Alejandro trabajando como loco”.

En la década del ’60 Lovell recibió la comisión de preparar una serie de pinturas sobre la exploración del petróleo en el Oeste Norteamericano. Simultáneamente, su amigo Harry Anderson lo recomendó para ayudarle con algunos murales que la Iglesia deseaba para el Centro de Visitantes de la Manzana del Templo, en Salt Lake City. Confiados en la sugerencia de Anderson, los líderes SUD lo invitaron a pintar escenas de la Restauración. Lovell no se sintió demasiado cómodo con el trabajo, al comienzo. Había escuchado muchos comentarios negativos sobre la Iglesia con el paso de los años y tenía algunos preconceptos al respecto. Sin embargo, necesitaba el trabajo, ya que la mayoría de las revistas en las que había colaborado estaban reemplazando las ilustraciones por fotografías.

Tom Lovell, 1965, El profeta Mormón recopilando las planchas

Por lo tanto, aceptó con la condición de que no se le predicase ningún tipo de doctrina y mantuviesen una relación puramente profesional, lo cual la Iglesia aceptó amigablemente.

Tom Lovell, 1965, Moroni entierra las planchas.

Es así que surgieron las famosas pinturas de Mormón escribiendo las planchas y Moroni enterrándolas en un paisaje nevado, tan apreciadas por las generaciones mormonas de esa época. Diría Tom:

“En años recientes realicé una serie de pinturas para la Iglesia Mormona, siendo dos de ellas las más grandes que jamás había hecho (de 5×7 pies). Todas tenían que ver con la historia inicial de la Iglesia. La cordial recepción de estas obras me ha otorgado el sentido de haber logrado algo que va mucho más allá que la relación ordinaria entre artista y cliente”.

Tom Lovell, 1966, Moroni visita al joven Joseph Smith

El departamento de comunicaciones públicas de la Iglesia también le encargó un trabajo sobre la restauración del Sacerdocio Menor  mediante Juan el Bautista, en 1829. Como siempre, Lovell, tomó en cuenta detalladamente la época del año y el paisaje, en la ribera del Río Susquehanna.

Sin embargo, atraído por nuevas propuestas, el artista delegó sus últimos compromisos con la Iglesia a su colega Ken Riley (de quien hablaremos más adelante) y la relación culminó amistosamente y con mutuos agradecimientos.

En 1968, Lovell aceptó la comisión de realizar 14 pinturas de gran tamaño para Abell-Hanger Foundation. Este proyecto, que le llevó los próximos cuatro años, requirió de mucha investigación y, ocasionalmente, viajes a los sitios que debería ilustrar.

A mediados de los ’70, nuestro pintor decidió dar un nuevo giro a su carrera y dedicarse exclusivamente a los cuadros del Oeste Americano y retornar a su pasión por los temas indígenas. En 1974 ganó su primer Prix de West concedido por la NAWA (National Academy of Western Art), con su obra The Wolfmen, que mostraba a dos indios comanches cubriendo el rastro de una partida que les había precedido

Tom Lovell, 1973, The Wolfmen

En 1975 ganó la medalla de plata de la CAA (Cowboy Artists of America) y la medalla de oro en 1976. Para entonces Tom se había mudado a Santa Fe, New Mexico, para estar más cerca de los paisajes que pintaba y construyó una casa y un amplio estudio de trabajo para él y su esposa en una propiedad de 7 acres.

En 1986 volvió a ganar el Prix de West Award por su pintura “Práctica de Tiro”, en la que un padre de la frontera le enseña a disparar a su hija con un rifle Winchester. Además, su éxito artístico reconocido por críticos y pares, también se reflejó en lo económico, ya que algunas de sus obras superaron los u$s 100.000 al venderse.

Ese mismo año perdería a Gloyd, su esposa:

“Ella era una pintora talentosísima, muy eficiente en las naturalezas muertas y los retratos. Durante los 52 años de nuestro matrimonio fue mi ayuda, mi mejor modelo, la administradora de nuestro hogar y amorosa madre de nuestros hijos. Jamás conocí a otra persona tan tierna y abnegada”.

Lovell falleció en un trágico accidente automovilístico, junto con su hija, Deborah, en Santa Fe, New Mexico, el 29 de Junio de 1997 a los 88 años.

Diría sobre su arte:

“Se ha dado mucho énfasis a la autenticidad, sin embargo daría un mayor puntaje al estado de ánimo, el espíritu y el diseño. La imaginación es el primer ingrediente. La investigación reúne los ladrillos para construir, y entonces comienza el proceso creativo. Me considero alguien que cuenta historias con un pincel…”

FLOYD GOTTFREDSON, el hombre detrás del ratón

Arte y Religión

           Artes Plásticas

                         Artistas Plásticos Mormones

 

Floyd Gottfredson

El hombre detrás del ratón

Por Mario R. Montani

Arthur Floyd Gottfredson nació en Kaysville, Utah, el 5 de mayo de 1905, y se crió en la cercana Siggud, unos 300 km al sur de Salt Lake City. El bisabuelo de Floyd había emigrado desde Dinamarca como parte de la fuerte corriente de extranjeros que aportaron su fuerza a la Iglesia en la década de 1840. Tenía tres hermanos y cuatro hermanas. Desde pequeño le encantaban las novelas de detectives y también la historieta, siendo sus principales intereses el “Krazy Kat” de George Herriman y “Barney Google” de Billy DeBeck.

A los 11 años se disparó accidentalmente con un arma de fuego en el brazo. Fueron necesarias 9 operaciones para reparar el daño, lo cual no logró impedir que perdiese buena parte de la flexibilidad en su mano. Obligado a permanecer en su casa, se dedicó a la lectura y el dibujo. Tomó cursos artísticos por correspondencia de la London School y Federal Schools of Illustrating and Cartooning. Debido a su problema en la mano, desarrolló un método propio de dibujar, utilizando todo el brazo en el proceso. Su primer trabajo fue en un cine, donde además de proyectar las películas, confeccionaba los carteles de propaganda. Las primeras historietas las realizó para Contact, una publicación de automóviles, el Salt Lake City Telegram y The Utah Farmer.

Para 1928, después de ganar un concurso de caricaturas, Gottfredson, quien ya estaba casado y con una familia en formación, se mudó al sur de California en busca de mejores horizontes. Presentó sus trabajos en los 7 periódicos más importantes pero ninguno lo contrató, por lo que terminó haciendo el trabajo que conocía en un cine, el cual cerraría sus puertas al año siguiente.

Fue entonces que llegó a sus oídos la noticia de que The Walt Disney Company estaba contratando artistas. Con su carpeta de dibujos bajo el brazo se postuló para el empleo y fue contratado como aprendiz de animación el 19 de diciembre de 1929. El novato animador pasó sus primeros cuatro meses trabajando en proyectos de los cortos “Silly Symphonies” como “inbetweener”, es decir, retocando y uniendo la animación de otros dibujantes.

Pero algo estaba ocurriendo en otra parte de los Estudios…

La necesidad de fondos para otros proyectos mayores hizo que Walt aceptara una propuesta del King Features Syndicate para confeccionar una tira diaria de historieta con su estrella principal: Mickey Mouse. La primera de esas tiras salió el 13 de enero de 1930, escrita por el propio Disney, dibujada por su principal animador, Ub Iwerks, y entintada por Win Smith. La idea original era copiar algunos de los “gags” que aparecían en los cortos filmados, pero luego pasó a tener cierta continuidad. Sin embargo, cuatro meses más tarde el equipo se desintegraría: Walt y Ub eran requeridos para otros proyectos del estudio y Win Smith no pudo soportar la presión de tener que hacer todo el trabajo y renunció.

Desesperado por encontrar un reemplazo que le permitiese mantener funcionado la tira y sus ingresos, Disney recordó la experiencia de Floyd Gottfredon en los comics.

El artista, quien estaba disfrutando de su nuevo aprendizaje, no aceptó en un principio. Recordaría años más tarde:

“Walt era un muy buen vendedor. Me dijo que me hiciera cargo de la tira por dos semanas para darle tiempo de encontrar otro dibujante. Yo quería ayudar, de modo que acepté”.

Lo que Floyd ignoraba en ese momento era que se convertiría en su principal tarea por los próximos 45 años…

El primero de sus dibujos, basado en un guión de Disney, apareció publicado el 5 de mayo de 1930, pero, a partir de allí, tanto argumentos como diseño quedaron en sus manos.

Entre 1930 y 1932, Gottfredson fue el único responsable de la tira. A partir de allí, Disney le proveyó varios ayudantes para colaborar con los guiones, aunque la idea argumental continuaba estableciéndola él. Desde 1932 hasta 1938, el dibujante también se hizo cargo de la Página Dominical a todo color de Mickey, lo cual definió los colores del personaje, ya que hasta entonces los dibujos animados eran en blanco y negro. A partir de 1938 la página dominical la tomó Manuel González, ya que Floyd era en simultáneo el Jefe del Departamento  de Tiras Diarias de los Estudios Disney, posición que mantuvo hasta 1946, siendo responsable de las publicaciones de la páginas dominicales del Pato Donald, las Silly Symphonies y Little Hiawatha, dibujadas por otros artistas, así como adaptaciones al comic de las películas Disney.

Los aportes de nuestro artista al protagonista principal de la serie fueron muy importantes. En sus inicios Mickey era un revoltoso originador de situaciones cómicas. Bajo su mano pasó a ser un valiente aventurero, combatiendo piratas, caníbales, espías y criminales. Esa era una variante inexistente para una tira cómica de animales en los años ’30. Su personalidad compasiva y dispuesta a ayudar también fue un desarrollo de Floyd.

En su “The Mormon Influence at Disney”, J. Michael Hunter ha escrito:

“Bajo la influencia de Gottfredson, Mickey evolucionó en la tira cómica de un malicioso y travieso provocador a un emblema del bien y la rectitud. Aunque Walt Disney tuvo influencia en el desarrollo del personaje, Geoffrey Blum, un escritor especializado en el arte de la animación, escribió: ‘la crianza mormona de Gottfredson y su incansable visión positiva, lo hicieron el perfecto guardián de este ícono. Sin jamás quejarse, ocultando sus penas – tal es la ética que brindó a Mickey. El ratón de Gottfredson combina las virtudes de buen ciudadano y buen soldado… Las alegres y traviesas payasadas del Mickey de la animación en el cine evolucionaron hacia el Mickey heroico y dispuesto a sacrificarse de la tira cómica – una tira cuyo guión general y líneas argumentales fueron desarrolladas por Gottfredons a lo largo de casi 50 años’”

Mickey se transformó en el ídolo perfecto para la época de la Depresión, alguien que soñaba con hacerse rico, que sabía salir de una situación complicada conversando con sus enemigos, que encontraba soluciones ingeniosas y que demostraba que el bien siempre gana. Tal vez ningún otro personaje de historieta era tan leído por adultos, con la excepción de Tintín, en Europa.

Bajo la dirección de Gottfredson, aparecieron nuevas creaciones en la tira. Morty y Ferdie (los sobrinos de Mickey, 1932), el misterioso Phantom Blot, el Jefe O’Hara y su asistente Casey (1939); los matones Kat Nipp (1931) y Butch (1930), así como Eega Beeva, el hombre del futuro (1947). Con su equipo también debió dotar de personalidades a otros personajes que habían aparecido brevemente en la pantalla: Pete, pata de palo, Goofy, Pluto, Horacio y Clarabella. Tambien brindaron a Mickey un hogar: Mouseton (que pasaría luego a nombrarse Mouseville)

En 1958, escribiría para la página dominical “Los Siete Enanitos y la Reina Bruja”, una secuela de Blancanieves, así como una adaptación de “La Bella Durmiente”. En 1961, una adaptación de “101 Dálmatas”. También de Cenicienta (1964) y Bambi (1965).

En una entrevista de 1979 mencionaría:

“Walt y Roy eran personas fantásticas con las cuales trabajar. Bajo ellos, la libertad creativa era increíble. Roy era más cálido con nosotros que Walt. Walt era un patrón duro. Creo que él no se daba cuenta de que se volvía cruel a veces. Estaba siempre tan enfocado en cada proyecto que realizaba y en que estuviese bien hecho. Eso era lo que importaba. El resto de nosotros éramos simplemente las herramientas que utilizaba. Si, como se dice, yo mantuve vivo al verdadero Mickey, era porque trataba de hacer lo mejor posible como extensión del sueño de Walt. Hubo un solo Walt Disney. Jamás habrá otro”.

Floyd Gottfredson se retiró de los Estudios el 1 de Octubre de 1975 y su último trabajo fue publicado el 15 de Noviembre de ese año. Sin embargo, e irónicamente, por causa de su contrato con Disney, todas las tiras de cómics aparecieron firmadas por Walt. Recién a fines de los años ’60, cuando los temas de derechos de autoría comenzaron a ventilarse, el nombre de Gottfredson pasó a ser reconocido y atesorado por los coleccionistas.

Entre 1978 y 1983 Gottfredson hizo un total de 24 pinturas encargadas por el coleccionista Malcolm Willits, inspirado por el éxito de las pinturas de los patos de Disney realizados por Carl Barks. Las pinturas representan varias historias del período clásico de Mickey.

Tras padecer una grave enfermedad, el artista falleció en su hogar, en California, el 22 de Julio de 1986. Póstumamente, en 2003, los Estudios lo declararon “Leyenda de Disney”.

Tanto Federico Fellini, como Albert Uderzo, André Franquin, Morris, Osamu Tezuka y el argentino Dante Quinterno, han reconocido la influencia de Gottfredson en su propia obra.

 A partir de 2011, la editorial Fantagraphics ha recogido la obra el dibujante en una serie de lujosos libros, editados por David Gerstein y Gary Groth.

Minerva Teichert

Arte y Religión

            Artes Plásticas

                        Artistas Plásticos Mormones

MINERVA TEICHERT

Minerva Kohlhepp en 1908

Por Mario R. Montani

Minerva Kohlhepp nació el 28 de Agosto de 1888 en North Ogden,Utah, siendo la segunda de diez hijos de la pareja de Frederick John Kohlhepp y Mary Ella Hickman. Frederick, un hombre culto, había abandonado la prosperidad de su familia en Boston para ir al Oeste en busca de aventuras. Allí conoció tanto a Mary Ella como al evangelio restaurado.

Los Kohlhepp eran financieramente pobres pero la granja familiar, cerca de Pocatello, Idaho, se constituyó en un rico escenario para las aptitudes dramáticas y artísticas de la joven Minerva. Cuando contaba sólo cuatro años, su madre le regaló un juego de acuarelas, y, a partir de ese momento, se consideró una pintora. Dondequiera que iba portaba su bloc de bosquejos y algún lápiz o carbonilla.

Cada noche, los padres juntaban a la familia para leerles las escrituras o algún clásico de la literatura. Esto desarrolló un gusto por lo dramático que la hacía crear obras teatrales con su hermana mayor. Cada vez que un caballo brioso entraba al corral, pasaba horas dibujando sus músculos y posturas. Finalmente tuvo el suyo propio, Gem, con el que corría con alegría y que le costó lo ganado en tres veranos de cosecha.

Minerva con su caballo, Gem

Minerva abandonó su hogar por primera vez para trabajar como niñera para una rica familia de Idaho establecida en San Francisco. Allí entró a un museo por primera vez y asistió a la Mark Hopkins Art School. Sin embargo, recién de regreso en casa y al terminar su secundario pensó seriamente en estudiar arte.

Minerva (derecha) con su hermana Eda

Cuando cumplió los 19 había ahorrado lo suficiente (además de ayudar financieramente a su padre, que cumplía una misión en Europa) como para trasladarse a Chicago donde estudió bajo la tutela de John Vanderpoel, en el Chicago Art Institute. Durante los tres años que duró su estudio debió regresar a su hogar en varias ocasiones para trabajar y volver a continuar con su carrera. En cierta ocasión, con la autoconfianza que siempre la caracterizó, enfrentó a su profesor porque criticaba mucho su trabajo, mientras que a otros con menor rendimiento no les decía nada.

Vanderpoel le respondió: “Miss Idaho (así la habían rebautizado en el Instituto) ¿no lo entiende? Ellos no valen la pena, la mayoría abandonará, pero usted, – ah, para usted no hay límite…”

Para 1912, la joven artista había finalizado sus estudios y retornó a casa. En sus anteriores viajes a Idaho había conocido a Herman Teichert, un vaquero callado y sin instrucción cuyos padres habían emigrado de Alemania pero no eran miembros de la Iglesia, lo que había provocado la oposición de la familia de Minerva a esa unión.

Mamá Kohlhepp le hizo una propuesta: si no se casaba con Herman le pagarían estudios superiores en la Art Students’ League de Nueva York. Minerva aceptó el trato.

En abril de 1915, ya con 26 años partió hacia el Este. En la gran ciudad asistía a óperas, conciertos y reuniones de sufragistas. Cuando sus fondos quedaban cortos, se las ingeniaba dibujando cadáveres para los estudiantes de medicina, ilustrando libros para niños o ejecutando habilidades con el lazo. Destacándose rápidamente entre sus compañeros comenzó a ganar premios y becas que le permitían estudiar con renombrados artistas de la época.

Figura india de pie (1915)

Una influencia importante en la vida de Minerva fue el famoso retratista Robert Henri, quien enseñaba: “Amen la realidad, pero aborrezcan la representación fotográfica”. De él aprendió las pinceladas sueltas y a no sobre elaborar sus composiciones. También las técnicas de muralismo que la acompañaron toda su vida.

Henri fue también el primer promotor de su temática: “¿Alguien ha contado la gran historia mormona?” – le preguntó en cierta ocasión. “No, de modo que me guste” – respondió ella. “Oh, si yo fuera mormón… Es tu derecho de nacimiento. Lo harás muy bien” – dijo su mentor.

A partir de ese momento sintió que había sido comisionada a dirigir su obra hacia sus creencias.

Inmigrantes en Nueva York

Asistiendo a la Iglesia en Nueva York escuchó un discurso sobre el matrimonio que apeló a sus sentimientos: “Pensé en todos los hombres que había conocido en mi búsqueda del ‘vano oropel’, mientras allá, en el desierto de Idaho, cuidando su ganado y marcando terneros, había uno diseñado para mi, más que nadie que en el mundo”.

De modo que, con las puertas del mundo artístico abiertas para ella, escogió a Herman Teichert y dedicarse a su familia. Ya con tres hijos varones, su amigo Henri y su esposa la invitaron a Europa en un viaje de estudio artístico. Herman estuvo de acuerdo en que fuera pero entonces tuvo el sueño de que una hija los visitaría y desistió del viaje. Pronto Laurie nació en el hogar de los Teichert.

Autorretrato (1937)

Sin embargo, no se olvidaba de la pintura. Solía decir, “NECESITO pintar, es una enfermedad”

En 1927 debieron mudarse de su cabaña de troncos en el Snake River, ya que la zona sería cubierta por el embalse de una represa. Cuando llegaron a su nuevo lugar en Cokeville, Wyoming estaban asombrados por tener electricidad y agua corriente, pero lo que más encantó a Minerva fue la inmensa pared en uno de los cuartos, la que le permitió colgar sus murales por los próximos 40 años. Aún así, algunas de sus obras eran tan grandes que las pintaba por secciones o debía usar un par de binoculares invertidos para poder apreciarlas.

«La Primera Visión», 1937, originalmente en el tabernáculo de Pocatello, Idaho, fue entregada como parte de su donativo de diezmos en la época de la Gran Depresión. Hoy comprada por BYU.

Por esa época, Herman, su esposo, se convirtió finalmente a la Iglesia.

La Reina Ester (1939)

Con una personalidad vivaz pero modos muy particulares, la artista era aceptada en su comunidad aunque se mantenía un poco alejada de ella. Con 39 años ya tenía un mechón de canas que siempre mantenía recogido con una cinta o tiara (ella bromeaba diciendo que era para que su cerebro no escapara). Cuando asistía a un funeral, terminaba llevándose algún ramo de flores. Dos o tres días después aparecía en el hogar de los deudos con una naturaleza muerta basada en ese ramo. Con el paso del tiempo, los vecinos solían dejarle los ramos directamente en su puerta.

Indios Cautivos (1939)

Era capaz de realizar diferentes tareas en simultáneo. Estaba cocinando y salía de la cocina para dar una pincelada a uno de los murales. A la noche, cuando los hijos dormían, dedicaba toda su atención a la pintura. A veces, modificaba el reloj para enviarlos a la cama temprano.

Las Doncellas Lamanitas

Mientras habían vivido en Idaho varias de sus obras ocupaban lugares públicos, pero recién en la década del ’30, cuando comenzó la Gran Depresión, su arte comenzó a producir dividendos. Como todos durante esa época, los Teichert tenían problemas financieros. Minerva deseaba contribuir pero necesitaba apuntar a un mercado más amplio. Viajó a Salt Lake City donde conoció a Alice Merril Horne, una importante promotora y marchante. Dos semanas más tarde había organizado una exhibición de sus obras. En pocos meses recibió críticas positivas en los principales diarios y obtuvo una entrevista con el Gobernador de Utah. Cuando en 1932 las finanzas empeoraron, la venta de sus obras les permitió salvar su estancia. Más de 60 de sus murales pasaron a formar parte de escuelas, iglesias y edificios públicos. Cuando llegó el momento de enviar a sus hijos a la universidad, Minerva selló un trato con BYU para obtener becas a cambio de sus murales. Luego, otros jóvenes de Cokeville se beneficiaron de este acuerdo, además de los suyos.

«Jesucristo es el Dios de esa tierra» (1940)

A medida que su fama se extendía por Utah, la artista continuó enfocándose en temas relacionados a la gran migración mormona o las propias escrituras. En 1947 ganó el primer premio en el concurso de arte por el centenario de la llegada de los pioneros y también se transformó en la primera mujer invitada a pintar un mural en un templo. Se trató del gigantesco cuarto del mundo en el Templo de Manti. Lo que en otros templos había sido una imagen desértica y desolada, Minerva lo transformó completamente en una gran procesión de personas de diferentes culturas marchando con sus cabezas en alto pero ignorando a los pobres que yacen a sus pies. Eso era para ella el mundo solitario y triste…

“Las Autoridades me pidieron hacerlo rápidamente, y créeme, ya cerca de concluir, que ha sido el gigante más grande que cualquier pintor americano haya encarado… Las Autoridades vienen a menudo y están encantadas. No les fallaré…” – escribió a su hija.

Con un intenso ritmo de trabajo y la ayuda de un solo asistente, logró completar más de 370 metros cuadrados de labor en 23 días.

«Nefi y sus hermanos huyen con las planchas por la Puerta del Norte» (1950)

Gran conversadora, sus hijos y nietos recuerdan que cuando volvían del campo para usar el baño o tomar agua, solían ser detenidos como modelos del mural en curso y mientras los mantenía quietos les hablaba sobre arte, citas de las escrituras y la problemática política del país. A la hora de la cena les leía los libros canónicos o Moby Dick y recién luego comía ella.

“Teníamos noche de hogar todas las noches”, recuerda su hijo John Teichert.

Después de terminar su trabajo en Manti, se propuso realizar 42 murales contando la historia del Libro de Mormón. Pensaba que ese sería su mayor legado. Cuando las concluyó en 1952, ya con 64 años, pensó que acompañarían alguna edición del libro, o que los misioneros las usarían en sus charlas, pero nada de esto ocurrió.

Descanso de la Caravana (1955)

En 1948 había fallecido su amiga, crítica y consejera en el mercado de arte, Alice Merrill Horne. Además, los gustos habían cambiado. Los murales no estaban ya en boga. Arnold Friberg creó una serie de extraordinarias pinturas que finalmente la Iglesia aceptó en las ediciones del Libro de Mormón. De modo que su obra se mantuvo desconocida para la mayoría de la membresía mormona. Otros sueños también se desvanecieron. Ella había esperado enseñar en BYU o en otra universidad, pero sus títulos académicos no parecían ser los suficientes, por lo que no pudo transmitir su experiencia y estilo a otros…

Rodeada de su ganado y gallinas, cocinando incansablemente, cuidando su jardín o haciendo genealogía, Minerva igual encontraba tiempo para pintar. Ahora, con una nueva representante que le conseguía encargos con temas del Oeste.

"Arreando Ganado", 1956

«Arreando Ganado», 1956

En la primavera de 1970 la artista se cayó en su pórtico delantero (probablemente tras sufrir un ataque) y se rompió la cadera. Jamás volvió a pintar y falleció en Provo, en 1976.

La comunidad mormona comenzó a redescubrir la labor de Minerva Teichert cuando cuatro meses después de su muerte varias de sus ilustraciones del Libro de Mormón aparecieron en Ensign, seguidas de un artículo sobre su vida, dos meses más tarde.

A partir de allí, sus pinturas comenzaron a utilizarse en manuales y publicaciones, y en 1988, al cumplirse un centenario de su nacimiento, el Museo de Historia y Arte de la Iglesia organizó una muestra retrospectiva de su obra. En 1997, BYU realizó una exhibición de los murales en su poder y publicó un volumen con ese material. También pueden verse hoy en las galerías del Joseph Smith Building.

Paul Mann – Entre Dr. No y Ensign


Arte y Religion

            Artes Plásticas

                        Artistas Plásticos Mormones

Paul Mann

(Entre Dr. No y Ensign)

Por Mario R. Montani

Paul Mann es un artista mormón que nació en 1955 en Bountiful, Utah, al pie de los Montes Wasatch. Desde muy joven le interesó el dibujo y la ilustración. Recibió mucho apoyo de su familia en la que todos valoraban las cualidades artísticas: su padre era reportero gráfico y pintaba en sus ratos libres y su hermano mayor, David, se transformó en un importante ilustrador de temas relacionados con el oeste americano.

Joseph Smith, Padre y su familia – Paul Mann

Durante su etapa final en la secundaria, con sólo 16 años, Paul recibió un premio (Award of Merit) en la muestra de la Society of Illustrators  en Nueva York. Además, participaba en los cursos de verano de la Utah State University junto a importantes ilustradores de la época.

“Amo la Era Dorada de la ilustración, especialmente las obras creadas durante los ’50 y ‘60s. Siempre he sentido que el calibre del arte y los artistas de ese período fue el mejor alcanzado en la ilustración, con nombres como Tom Lovell, Frank McCarthy, Howard Terpning y Robert McGinnis. Estudié sus técnicas y aprendí todo lo que pude de ellos”.

Finalmente, en 1974, Mann comenzó a estudiar artes plásticas en la USU de Logan y, poco tiempo después, ya trabajaba como ilustrador para varias revistas.

Al comienzo de la década del 2000 perfeccionó su técnica como pintor de atril o caballete y comenzó a producir impresionantes lienzos sobre el antiguo lejano oeste, al igual que su hermano, mientras realizaba profundas investigaciones sobre el estilo de vida de indios y vaqueros e iniciaba una rica colección de atuendos, adornos y ropa hecha a mano para vestir a sus modelos.

“Me encanta el arte de ir construyendo una pintura, su diseño, color y equilibrio. Me gusta usar drama y fuerte iluminación para contar una gran historia. Continúo disfrutando de la investigación así como de la confección y colección de ropajes del siglo XIX”.

Paul aparece regularmente en exposiciones de todo el país y recibe encargos para colecciones particulares. También ha contribuido ampliamente ilustrando para revistas de la Iglesia.

Nuestro artista se ha extendido a otros medios. Con su amigo Wayne Andreason han creado Folio Academy, un blog donde proveen tutoriales sobre diferentes técnicas a los interesados. También ha producido tres e-books y diversas aplicaciones para iPad e iPhone.

Algunos de los consejos que ha brindado a los que se inician en el camino del arte son:

Produzcan arte de calidad: Lleva mucha práctica y trabajo, no perder tiempo surfeando en internet. Mucho de sentarse, dibujar, pintar y desarrollar habilidades. Si estás comenzando ahora, puede ser que no produzcas arte magnífico. Nadie comienza siendo grande. Un artista como Mozart era casi desconocido en los primeros años de su carrera. Un día concretarán una obra que será mejor que cualquier otra que hayan hecho. Se asombrarán ustedes mismos de ella, y por un tiempo, será la mejor, pero todo su trabajo habrá crecido lentamente y pronto, se asombrarán a ustedes mismos otra vez, y así funciona el esfuerzo constante.

Jamás se queden en el nivel en el que están. El día que estén completamente satisfechos con lo que han logrado dejarán de mejorar. Aprendemos de nuestros errores. Si no estamos cometiendo errores, no estamos creciendo.

Creen cada día: Aunque sea sólo por 15 minutos, cada día deben crear algo. Lleven su block de bosquejos a todas partes. Si usan un iPad, ténganlo con ustedes. Cuando están sentados esperando algo, dibujen lo que vean si no se les ocurre otra cosa…

Consuman arte de calidad: No puedes producirlo si no sabes lo que es. Cuando era niño pensaba que si contemplaba con admiración el arte de otros, me estaría copiando. ¿Quién desea ser una copia? ¡Debemos copiar! Copiar nos hace mejores… Hay recursos que aprender. Para ser originales debemos hallar nuestra propia chispa, pero necesitamos obtener inspiración. La originalidad de los maestros del pasado nos inspirará a encontrar la nuestra propia.

Den un paso a la vez: Establecido el proyecto, decidan lo que van a hacer ese día y háganlo. No piensen en la magnitud total del emprendimiento si no en lo que necesitan hacer día por día. Así es como se logra finalizar los grandes proyectos.

Deben rodearse de personas positivas: Mucha gente les dirá que lo que intentan es imposible, que nadie ha podido lograrlo, o que no obtendrán suficiente dinero haciéndolo. Muchos proyectan sus propios miedos e inseguridades o sinceramente se preocupan de que fracasemos. No pueden juntarse con ese tipo de personas. Ya tienen suficiente con sus propias voces interiores negativas a las que acallar. Encontrarán oposición. Hay que vencerla.

Despedida (Batallón Mormón) Paul Mann

Asóciense con gente talentosa: Cuando su propio talento logre el nivel necesario, asóciense con otra gente talentosa. El talento engendra talento, la energía engendra energía y la integridad engendra integridad. Las personas talentosas pueden ayudarse, complementarse y dar buenas sugerencias.

Joseph cede su bastón – Paul Mann

Si son artistas, realmente sean artistas. Aunque sea en sus tiempos libres, hasta que el arte les suministre un modo de vida…

María Magdalena – Paul Mann

Paul Mann continúa viviendo en su ciudad natal de Bountiful con su familia, mientras trabaja para la industria cinematográfica, la ilustración de libros, sus propios proyectos personales y las revistas de la Iglesia.

 

Grant Romney Clawson, del robot a los templos

ARTE Y RELIGION

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                       Artistas Plásticos Mormones

Grant Romney Clawson, del robot a los templos

Por Mario R. Montani

Grant Romney Clawson nació en Salt Lake City, Utah el 2 de Agosto de 1927, hijo de Shirl Young Clawson y Gertude May Romney, el menor de cinco hijos y uno de los bisnietos de Brigham Young.

Diría años más tarde:

“Realmente creo que nací para ser un artista. Mi sangre no es sólo roja sino también azul y amarilla y de cada tono en que puedan mezclarse esos colores primarios. Mi interés en el arte comenzó cuando tenía cuatro años. A los ocho descubrí  que el arte plástico y la música pueden entrelazarse. Mi maestra de tercer grado nos hacía posar en marcos de famosas pinturas, con música clásica de fondo, y esto condujo a mi amor por la música”.

Los Santos cruzan el Mississipi, 1983

A partir de allí decidió que sería artista. Asistiendo a la Lowell Elementary School, con 10 años, recibió la tarea de hacer un dibujo en casa. Recordaba:

“Le dediqué muchísimo tiempo esa noche. Dibujé un robot con la forma de un huevo. No recuerdo todos los detalles, pero sí recuerdo que pasé mucho tiempo dibujándolo y estaba muy complacido con él… Cuando lo presenté a la maestra, me miró, miró el dibujo, volvió a mirarme, y dijo ‘Lo copiaste’… Yo quedé devastado… Pero recuerdo haber apoyado mi espalda contra la pared de la escuela, y pude ver a la distancia que llegaría el día en que pintaría para los templos del Señor. Yo sólo tenía 10 años, pero eso es lo que vino a mi mente”.

Grant asistió a la Bryant Junior High y en 1944 se graduó en la East High School. A los diecisiete compuso la primera de varias canciones. Ingresó a la Universidad de Utah por un cuatrimestre, pero descubrió que no era eso lo que quería hacer. Se unió a la Marina Mercante y viajó por China, las Islas Filipinas y el Canal de Panamá. En 1950, estuvo entre los primeros reclutas del Estado en ser convocado por dos años para la Guerra de Corea, donde sirvió como cocinero. El 28 de Febrero de 1951 se casó con Irma Griggs en Fort Riley Kansas. Cuatro años más tarde lograrían solemnizar su sellamiento en el Templo de Salt Lake.

“En 1952, con 25 años, comencé una carrera entre los pioneros de la televisión que duraría 16 años en KSL-TV de Salt Lake City. Me inicié como encargado de sección y fui escalando hasta llegar a ser director de producciones. Pero después de los primeros cinco años con el negocio de la TV decidí comenzar a perseguir el sueño de toda mi vida de ser un artista de tiempo completo. Comencé a trabajar con mis pinturas en paralelo para entrar y ganar en tantos concursos de arte como me fuera posible”.

 

Cierto día, mientras atravesaba la Manzana del Templo, vio a Harry Anderson pintando  Jesucristo ordena a sus Apóstoles. Describió esa experiencia como “un despertar”. Hacia fines de los ’60, gracias a una serie de eventos, Clawson recibió la comisión del Elder Mark E. Petersen de pintar una reproducción mural de la obra de Anderson Juan el Bautista bautiza a Jesús. Después de varios meses de trabajo fue finalmente aceptada y se le comisionó realizar otras ampliaciones que se encuentran en el Centro de Visitantes Norte de la Manzana del Templo.

Gran admirador de la obra de Anderson, fue comisionado para realizar también la ampliación de Id, pues, en la que Cristo envía a sus discípulos después de la resurrección y que se encuentra en el hall de entrada de las Oficinas de la Iglesia. El propio Anderson, al verla, comentó que se hubiera desmayado de tener que realizar algo de ese tamaño.

Grant muestra su obra finalizada al Presidente Kimball

Grant también soñaba con escribir canciones, ya que estaba dotado para las letras y la música, pero la pintura comenzó a exigirle dedicación exclusiva.

A lo largo de su vida desempeñó muchos llamamientos, incluyendo maestro, misionero de Estaca, Presidente de Misión de Estaca y Miembro del Sumo Consejo en la Estaca Winder.

Daniel interpreta el sueño de Nabucodonosor

En sus ampliaciones y otras obras propias suele agregar pequeños detalles, como los rostros de algunos familiares. Dice su hija menor, Megan:

“Es un gran honor estar en una de sus pinturas. El posee el modo de hacer que cada uno se sienta importante. Es muy divertido ir a los centros de visitantes y ver los rostros en esas pinturas”.

 

Grant y su hija menor, Megan

En 1970, el Elder Packer comisionó a Clawson pintar un retrato de cada uno de los Profetas de los últimos días, con la excepción de Brigham Young (quien era su familiar), pues ya existía un retrato de él.

Grant muestra una de sus reproducciones a Harold B. Lee

“Realicé nueve pinturas de los profetas en tres meses. Ahora me toma tres meses hacer una… Supongo que me estoy poniendo viejo”.

Estos retratos se encuentran hoy en un cuarto especial del Templo de Salt Lake donde la Primera Presidencia y el Cuórum de los Doce se reúnen semanalmente. En 2010, a los 82 años, terminó de pintar el retrato de Thomas S. Monson.

El Elder Packer ha dicho de él:

“Lo que somos en términos de fe y dedicación se percibe en nuestra música y nuestro arte. Esto se refleja en la obra del Grant Clawson. El hermano Clawson decidió muy temprano en su vida mostrar su dedicación al Señor utilizando sus talentos para producir pinturas que adornan nuestros templos y otros edificios de la Iglesia”.

El Jardín de Eden

El artista está convencido de que pinta con su testimonio. Cuando encuentra dificultades técnicas ora al respecto para resolverlas.

“Pinto para el Señor. Me siento como el hombre más bendecido que jamás haya existido por poder hacer lo que hago… Oro mucho. Necesito hacerlo… Siempre he tenido un testimonio. No recuerdo que alguna vez no lo haya tenido… Espero que las personas puedan saber de mi creencia en la veracidad de la Iglesia por mis pinturas. Que puedan mirarlas y sentir eso…”

Grant Clawson, que es un autodidacta en las técnicas de pintura, ha producido muchas obras propias que son conocidas en la Iglesia, entre ellas, Jesús niño entre los sabios del Templo, Daniel interpreta a Nabucodonosor y Jesus caminando sobre las aguas. Además de las pinturas para la Iglesia ha retratado a su familia y vendido para el mercado comercial.

“Además de mis trabajos para la Iglesia, he pintado para el mercado de arte del oeste en Jackson, Wyoming y Scottsdale, Arizona, durante los ’80; vendiendo retratos de indios Navajo con sus hermosos atuendos y joyas”.

Cristo con manto blanco

Otra tarea diaria que el pintor se ha impuesto es registrar sus trabajos, detalles de la vida y pensamientos en su diario personal, del que lleva llenados 38 volúmenes desde 1968

“El don más grande en mi vida no ha sido el talento artístico sino mi esposa, Irma, y los hijos que me ha dado”.

Grant e Irma han cumplido también una asignación como misioneros de servicio por 18 meses en la Rama Thai de Murray, Utah. Sus 6 hijos (Grant, Colby, Gavin, Darcie, Cara y Megan) le han dado 12 nietos y 12 bisnietos.

El hermano Clawson falleció el 10 de Julio de 2016 de un ataque al corazón cuando estaba a punto de cumplir sus 89 años. Las miles de reproducciones de sus obras en nuestras bibliotecas, centros de reuniones y templos serán un homenaje permanente a su memoria aunque no recordemos tan bien su nombre…